XII

384 30 4
                                    

Continuación del capítulo III.

Alcohol, tabaco.

Olores tan desastrosos que comienzan a perfumarlo, aprisionándolo junto a la sensación de vacío que se presenta de pronto en la oscuridad, la cual, dejaría de acogerlo como a un infante para despertarlo sin explicaciones en una realidad tan semejante a un sueño; respira, exhala todo ese desagradable suceso lentamente mientras se pregunta, atontado, sobre la extraña sensación de parpados pesados. Hace años que no recordaba siquiera cerrar los ojos por tanto tiempo, en realidad, si no fuera por ese momento, olvidaría completamente el sentimiento de ojos cansados por despertar de un largo descanso. Se estira, suspira, trata de tallar los mismos para volver acostumbrarlos a la tradición que existe desde hace más de una década; en un principio se niegan, intentando aferrarse al extraño suceso que les dio un desquite del pasado, de su vida, sin embargo, apenas son conscientes del ahora, olvidan los motivos por los cuales querían seguir dormidos.

Estaba en la misma habitación, en el mismo lugar en el que se ha involucrado ante tanto aburrimiento, con el mismo silencio de las paredes tan insignificantes, entonces, ¿por qué se siente tan diferente de la última vez que estuvo en ese lugar?

Trata de recordar algún suceso inquietante, pero es incapaz de dar una explicación a tantos espacios vacíos. Es como si no hubiera existido en un período de días, inclusive semanas; el tiempo es una invención extraña cuando no se es capaz de estar a su ritmo. Incluso sonreír ahora, estando dentro de sus pensamientos, se siente innatural, como si el mismo hubiera visto un reflejo de una sonrisa que ni siquiera era suya.

Sumamente extraño, el infierno lo arrastró a una peculiaridad interesante.

― ¿Mhm? ―el mismo se encontró arrebatándose de la bruma de recuerdos cuando sus manos sintieron algo entre las mantas, un objeto con forma tan específica que podía adivinar a quien pertenecía.

Cogió la caja de la baraja con más fuerza, examinándola como una pieza de puzle que resolvería sus más absurdas dudas.

La figura del bebedor era inevitable según organizaba las preguntas a presentar. ¿Sería acaso muy inapropiado ir en ese mismo instante a cuestionar lo qué ha sucedido? Tal vez, tal vez no. Tendría que decidirlo en ese momento que ha cogido su micrófono en manos, apoyándose en el mismo para darse un impulso fuera de la cama y estirarse, recibiendo al desastroso día.

Si él invadió su privacidad, ¿no sería prácticamente justo que hiciera lo mismo? Solo sonrío para su persona, con una risa. Oh, como era divertido hablar de justicia considerando su ideología.

―Mi querido Husk, es un gusto volvernos a ver ―oración que inició en bajo, cuando con un movimiento volvió a traer al otro frente suyo. Su rostro de frustración fue su alivio, y cuando el otro pareció relajarse en silencio, se convirtió en su consternación. ― ¿Sabes para qué te he citado tan repentinamente?

― ¿Para joderme más de lo que haces?

―Jah, no ―no importaba que tan "conocidos" fueran en ese punto del juego, ese enfrentamiento era tan ajeno, que parecía, de alguna forma, alguien más en ese movimiento. ― ¿Sabes lo que he encontrado a lado de mi cama?

―No creo que Angel sea la respuesta.

Ni siquiera se concentró en esa burlona respuesta.

Acomodó su voz, estirando la baraja que se mantenía en su contenedor. ―Creo que esto te pertenece.

Desafío de miradas, la bebida adulterada deslizándose por la comisura de su labio; es una escena común y tranquilizante.

―No es mío.

Por supuesto, no creía en tales palabras.

―Interesante, dime compañero, ¿de quién crees que podría pertenecer una sucia baraja en este lugar?

Irritabilidad, molestia, y una esencia que no podía identificar ahora que esa mueca se formula.

―No lo sé, quizá al bastardo que me trajo aquí en primer lugar.

La confusión es algo que no quiere demostrar de inmediato.

―Si no crees lo que te digo, deberías mirar mejor la caja.

Curiosidad, soberbia, no sabe exactamente cuál es la que lo impulsa a revisar mejor dicho objeto, casi con los ojos entrecerrados como si lograra poder traspasar el exterior. Y desafortunadamente, eso no sucede, más encuentra un nombre escrito en la baraja ya conocida.

"Alastor".

De nuevo, todo es un sueño raro.

Y el culpable de eso ha escapado de su vista.

N/A

Mi hombro me mata más de lo que yo hubiera querido, pero al menos traté de escribir un poco para este fanfic ya que estaré más ocupado de lo que de por sí podría estarlo. Además, también estoy considerando un capítulo límite para no entender esto a un curso absurdo, además, ¡me encantaría hacer proyectos más largos y con un seguimiento constante! Tengo varias ideas, ya veré cual pongo en juego.

Además, ¡felicidades a los ganadores! Por favor, envíen un mensaje para poder hablar sobre sus premios.

Muchas gracias por haber participado.

Muchas gracias por haber participado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El veneno de tus labiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora