La noche oscura se acercaba
y al caminar bajo la luna
la huesuda se paseaba,
derrochando su fortuna.
Recorriendo callejones
repletos de ladrones
los cuales corrían
cuando ella les sonreía.
Todos le temían
pero al llegar el día
nadie la anhelaba
pues muy sola estaba.
Llego hasta mi puerta
se le veía muerta
y susurrando pedía
que le diera compañía.