Era una mañana tranquila, la poca luz que entraba a la habitación no era suficiente para alcanzar a iluminarla por completo, en ella se podía observar un escritorio con una computadora negra, un armario algo grande, las paredes eran de color azul con un suelo de madera bastante llamativo, era una habitación algo simple, pero bastante acogedora. En la misma, se encontraba un chico durmiendo en una cama, en un mueble que estaba al lado de la cama se encontraba su celular, era un modelo algo simple, el cual empezó a sonar anunciando las 5:00 de la madrugada.
El chico se levantó con algo de dificultad para empezar a cambiarse debido a que tenía que ir a trabajar, era parte de su rutina, tomó unos pantalones formales negros, una camisa blanca, un saco del color del pantalón y unos zapatos negros, sin mencionar unos lentes que estaban en el mueble cercano a la cama para salir de la habitación, afuera de esta se encontraba un pasillo en el cual había otra puerta después de su habitación y las escaleras seguidas de esta. Empezó a bajar esas escaleras y llegó al primer piso, en este se encontraba la sala principal y en ella una pantalla de 53 pulgadas con una consola conectada a esta, un sillón individual y uno más grande, una mesa principal y un librero con títulos como: "los Díez mandamientos" de Marcos Moreno, "Baldor" volúmenes 1, 2 y 3, "historia universal" y otros varios fantasiosos, religiosos y científicos.
Él se dirigía a la cocina, así que no perdió tiempo y se encaminó a ella. Era algo grande, del mismo tamaño que la sala, en ella habían alacenas, cajones, cubiertos, todo de buena calidad, a pesar de no haber demasiados ingredientes para aprovechar los mismos. Un refrigerador de buen modelo algo grande y una mesa con cuatro sillas, pero él se dirigió a la cafetera que se encontraba en una barra cercana a las alacenas para hacerse un café, una vez lo hizo se sentó en una de las sillas a tomar su café mientras oía el noticiero en su celular, parecía que no había nada interesante, así que en cuanto terminó de tomar su café tomó una chaqueta negra que se encontraba en un perchero cerca de la puerta de entrada para salir de su casa.
Una vez afuera se podía observar un vecindario bastante lindo, en él habían casas similares a la suya, jardines verdes con algunas flores y decoraciones como gnomos, farolillos o animales de cerámica, era muy temprano así que no se llegaba a apreciar gente cerca, tampoco había demasiada iluminación en ese momento. Él siguió caminando derecho hasta llegar a una parada de autobús, el cuál necesitaba tomar para llegar a su trabajo, una vez llegó el autobús, él subió a este.
Él decidió buscar en su billetera para poder pagar, pero lo único que encontró fue un billete que excedía en mucho el coste del pasaje, provocando que el conductor se enfadase ya que no tenía cambio a esas altas horas de la madrugada, teniendo que sacar cambio de su propia billetera. Él decidió sentarse en un asiento que se encontraba cercano a la salida del autobús, mientras el chofer conducía por la ruta establecida él se dedicó a oír algo de música. El tiempo pasó y él se encontraba cerca de una escuela bastante grande, la conocida "Arcaria" una academia prestigiosa para los alumnos mejor dotados del país, él se bajó del autobús unas calles después de su parada habitual debido al rencor del chofer. Así que empezó a caminar para poder llegar a la escuela, en el transcurso de su caminata él se fijó en algunos estudiantes que llegaban bastante temprano, pero entre ellos se encontraba una pequeña de cabello algo alborotado, uniforme como todos los demás, un par de lentes y un maletín donde guardaba sus útiles, por un momento algo llamó demasiado su atención, no se lo podía explicar en ese instante, pero tuvo que entrar a la escuela ya que la hora se acercaba.
Una vez adentro se podían observar algunos casilleros, estudiantes y aulas, él se dirigió a la oficina del director que se encontraba unos pasillos más lejos de la entrada. Tocó tres veces la puerta para recibir un:
-Adelante...-
Abrió la puerta sutilmente y entró a la oficina.
-Señor Rosas, lo estaba esperando- Dijo con un tono alegre en sus palabras.

ESTÁS LEYENDO
¿La edad importa?
RomanceEl amor ataca cuando uno menos se lo espera, muchos dirán que es lindo, otros que es horrible, pero todos coincidimos en que es un completo misterio, y ahora es el turno de nuestro protagonista experimentarlo... Y en esta situación acaso la edad imp...