El joven emperador de cabellos rojos cual fuego jadeaba sin descanso mientras corría hasta el lugar que inició todo, corrió hacía el río Sun, sentía el movimiento de la bestia tras él, se detuvo y observó su reflejo en el agua cristalina, el momento de su muerte se acercaba, miró al enorme animal que se lanzaba hacía él dispuesto a devorarle por completo.
"La profecía se cumplirá una vez más"
- ¡Joven emperador! -gritó el guardián del templo mientras corría con todas sus fuerzas.-
- La profecía se cumplió, bajo el nombre de Hansun la bestia dormirá hasta que un nuevo emperador llegue -esas habían sido las últimas palabras del joven emperador antes de sucumbir a la bestia-
"Hasta pronto, emperador..."
El joven guardián se dejó caer de rodillas mientras observaba las aguas del río azotar con fuerza mientras brindaba agua al pueblo, las plantas revivían y el cielo se tornó una vez más brillante y soleado.
- Aquí vamos de nuevo... - suspiró.-
El dios serpiente abrió sus ojos y observó el pueblo bajo su cuidado, la bestia cumplió su cometido.
- ¡Woah! .- exclamó "x" mientras terminaba de leer aquel libro con un final trágico.-
- Shh - le regañó la señora regordeta de la biblioteca.-
- Lo siento... - sonrió avergonzado y acomodó sus lentes. -
Dejó el libro en el estante y partió rumbo a su casa.