Capítulo 3

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Se tornaba un dia normal como cualquier otro, poco a poco se iba acercando la noche de la luna de sangre, las clases habían sido canceladas durante un tiempo, es decir no adelantaron las vacaciones, no era nada nuevo, nos lo hacían desde que tengo uso de razón, los maestros tenían que presentarse en reunión frente al consejo del Gobernador de mi comunidad, estudiando uno a uno los casos de los jóvenes por si no conseguían decidirse sobre su futuro de soldado u oficial de alguna profesión o daban algun signo extraño de mutación, porque lo que si que es verdad es que algunas personas llevaban en su cuerpo sangre de lobo, y podían mutar, al Emperador eso no le parecía para nada bien, pensaba que había practicado brujería, algo que estaba bastante penado y era tratado de hereje, se le expulsaba de la comunidad publicamente y en caso de revelación al no ser un licantropo censado a saber que hacía con el, por eso mismo mi forma de pensar no estaba bien vista tampoco, ya que no se conocía a mis padres, y quien los conoció no habla de ellos, a mi abuela no la juzgan, es una señora honorable en la comunidad, realiza trabajos de sanación, es decir es una prestigiosa doctora.

El día de hoy estaba resultando un poco extraño, ya que la gente estaba como alterada, no se oían ni los pájaros, parecía mentira que se fuera a acercar la noche más deseada de todo el año, la festividad de la Luna de Sangre, era la única festividad a la que acudía por voluntariedad, me gustaba, ya que lo que significaba para los dos mundos, tanto hombres como licántropos tenían esa noche una noche de paz, ninguno miraba al otro por encima del hombro, se honraba a los muertos en la batalla y a los fallecidos en general, el Alfa de los lobos le traía una ofrenda al Gobernador, y este en nombre del Emperador le entregaba a los nuevos iniciados en la licantropía como signo de paz, es decir un acuerdo que tiempo atrás hubiera luna de sangre o no, no se hacía.

Había que respetar el acuerdo y cada año se volvía a firmar aquel tratado, como una renovación de votos, lo que tanto el Alfa como sus hermanos desconocían era que no les entregaban a todos los jóvenes que de una Luna a otra se habían manifestado, los tenían recluidos para Dios sabe qué. Odiaba pensar en ello, en el futuro que les deparaba a esos chicos, y envidiaba a los que les eran entregados a Katon, el Alfa, ellos tenían la oportunidad de salir de aquí la oportunidad de vivir en libertad sin miedo al qué pensaran los demás si me ven convertido en un can, tampoco sabía la purga médica que se hacía con las familias de los "afectados por la licantropía", a los varones menores se les castraba y a los superiores se les castigaba físicamente por haber engendrado un monstruo. La abuela siempre volvía descompuesta de las noches posteriores a la Luna de Sangre, decía lo mismo que yo, que eso era inhumano y que nosotros, con toda nuestra "humanidad" somos más monstruos que aquellos que pueden adoptar una forma de la naturaleza, pero que dada su condición no estaba en condiciones de imponer nada, se limitaba a cumplir las órdenes que la imponían, la opinión de una anciana no significaba nada si quien nos gobernaba era un loco tirano.

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