Cuando lo as perdido todo, cuando ya no tienes a donde mirar, o donde apoyarte, surge esa pequeña luz de esperanza que no te permite bajar los brazos, pero hay veces, como esta, que la venganza no termina en nada bueno.
Tal vez estés acostumbrad@ a...
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Estábamos cara a cara, acabaste de pedirme matrimonio, aún no podía creerlo, estaba tan feliz y sorprendida. Todos estos años creyendo que no te volvería a encontrar y cuando me tengo que ir decides pedírmelo en el lugar menos pensado, al lado de un hermoso lago arriba de las montañas. Podía sentir tu nerviosismo y felicidad al igual que tú seguramente la mía.
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- Te amo. -Solté sin más-
Pero no respondiste y se oyó un disparo, un quejido de dolor salió de tu boca lo cual me alarmó. Al apartarme y mirar hacia tu camisa está se estaba tornando de color carmín.
Mire desesperadamente hacia todos lados pero no vi a nadie, el pánico se apoderaba de mi.
- ¿¡¡Ryan, Ryan!!?, cariño háblame por favor.
Las lágrimas no tardaron en brotar y caíste en mis piernas, te estabas desangrando.
- ¿Por qué ahora?, ¿Por qué Dios?. -Solté entre lágrimas-
- Quédate conmigo cariño, resiste por favor, no cierres los ojos, no te rindas.
Y dejaste de responder, por donde emanaba tanta sangre la bala te había dado en el pecho.
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