Capítulo 1.

60 4 0
                                    

Sinclain estaba a la deriva después de la cruda batalla contra Voltron, y él sólo tenía algunos ticks de conciencia antes de perderse para siempre en Manto de Quintaesencia.

Era extraño no sentía dolor alguno, ni odio, ni rencor...a pesar de que momentos antes lo había sentido todo, hasta odio por la hermosa princesa a quien tanto quería.

Querer...quién le enseñó esas palabras, los Galra no usaban esas definiciones de afecto para quién deseaban de esposa.

¿Galra? Si, realmente había actuado como un maldito Galra, corrompido por la Quintaescencia había levantado su espada contra Allura y había deseado matarlos a todos con tal de obtener el poder absoluto, si, estaba igual de enfermo que su padre, Zarkon y aquella maldita bruja de Haggar.

Vio el Castillo de los leones entrar, seguramente algo había salido mal y necesitaban de este para arreglarlo, pero no ya no quería pensar, estaba tan cansado. Cierra los ojos y comienza a rememorar todo lo que había hecho:

Besar a la princesa Allura, jamás había cedido a sus impulsos guiados por tan simples emociones, pero había sido tan injustamente feliz con ellamientras aprendían juntos.

Había perdido la oportunidad de adquirir tan vasto conocimiento en Oriande, estúpidamente cedido a sus impulsos y lanzándose contra el guardián.

Había vencido en el Kral-Zera y levantarse cómo único emperador de un gran Imperio, solo había sido una parte de todo.

Acabar con la vida de su padre... si es que aún podía llamarse algo vivo ¿estaba mal haberse quitado de encima a semejante ser?

Formar una alianza con la Coalición de Voltron pasando a ser un "traidor" a su imperio.

Buscar a los niños Alteanos para llevarlos a la colonia o campo de cosecha, aunque no había sido un mal plan...quizá eso era lo que estaba mal, pensaba que era por un bien mayor.

Buscar entre lo más amplio del ejército Galra y lo más bajo para reunir a sus generales justo después de ser exiliado por ver a sus súbditos cómo iguales y por conquistar sin guerra.

Aquellos largos y extenuantes entrenamientos de esgrima, tradición, historia, pilotaje, combate cuerpo a cuerpo, en los que su cuerpo exigía descanso y sus huesos tratamiento, dolorosas lecciones físicas para quemar y matar las emociones que cómo IMPURO manchaban el título de Príncipe de los Galra. Sus lecciones de historia, ingeniería espacial, economía, sus tempranas conquistas...

¿Por qué a los 15 Deca-Phoebs se encontraba al frente de un crucero de guerra inspeccionando una tediosa conquista?

"Tendré más victorias que nadie, tendré el poder para cambiar el imperio"

...su joven odio a su propia raza ¿Por qué los odiaba?

"Los Galra acaban con todo lo hermoso de este universo"

"También es un Galra, mi príncipe. Puedes ser lo mejor de ambas razas"

Conocía esa voz ¿quién era?...no era la voz de Honerva su admirada madre, ella había muerto antes de que diera a luz, Dayak no, ella jamás le llamaba de esa forma, tampoco era Allura...no, era alguien más.

La imagen de una soldado aparece entre sus más profundas memorias. Si era ella había, la recordaba ahora...su primer oponente real, su primer guardia...Auka.

La naturaleza de su nacimiento era un misterio no muy difícil de desentrañar, el verdadero misterio era cómo había llegado al menos a la edad en que su conciencia estaba totalmente despierta (4 años). Recordaba claramente sus aposentos y los de Haggar, la bruja en la que su hermosa madre se había vuelto, nunca hubo afecto para él, ni una caricia, ni un canto...sólo la aplastante indiferencia y tradición que lo rodeaba, que lo habría matado de no ser porque era un bebé nacido después de la muerte y su institutriz.

En esos aposentos es que aquella soldado pareció. Su pupila era visible siendo esta de color carmesí cómo la de su Dayak, su altura era por debajo de los guardias y los druidas que acostumbraba a ver, era impura...cómo le habían dicho a él alguna ocasión.

"Tú misión de ahora en adelante Teniente, será vigilar al Príncipe...entrénalo, Dayak no es suficiente para que conozca el orgullo de su raza. Debe ser digno del Imperio Galra y mantenlo lejos del emperador" Haggar se encontraba detrás de la pequeña figura de Lotor.

Esa decisión era la más acertada desde aquella falta de compostura del príncipe hacia el Emperador, donde le preguntaba por la emperatriz. Sentía que debía mantenerlo lejos por el momento, a salvo.

Auka bajaba la mirada para observar al pequeño príncipe y en un acto que jamás había visto Lotor, se había hincado en una rodilla, colocando su mano izquierda sobre su pecho "Será un honor servir al príncipe".

Un acto tan pequeño para algunos, para el joven príncipe había significado mucho pues había visto como los soldados presentaban su respeto hacia el Emperador pero nunca de esta forma, tan imponente como era no había necesidad de reverencias o algo por el estilo, pero una soldado se había hincado incluso para mostrarle lealtad, no a su padre o a Haggar, si no a él.

"Pueden irse" con ella, el príncipe estaría a salvo, él más fuerte prevalecería y si Lotor era o no, este tiempo lo dictaría.

"Mi príncipe" se había levantado por completo, la estoicidad de su imagen era aún más marcada que en otros soldados.

"Tú nombre ¿Cuál es?" sabiéndose solo con ella en el pasillo de vuelta a sus aposentos.

"Auka, mi príncipe" caminada detrás de él, era tan pequeño e inocente a sus ojos. La estoicidad de los Galra le exigía mantener ocultos sus pensamientos y su sentir, pero al ver a semejante figura frente a ella, su parte impura sentía una opresión en su pecho.

"Auka dime ¿Por qué me dices "mi príncipe?" Era una genuina duda, hasta ahora el resto le había llamado solo príncipe, heredero, mestizo real y deshonra, algunos de estos habían sido usados por su padre.

"Usted es el único hijo del Emperador, mi Emperador es su padre y por lo tanto usted es mi príncipe" su tono se había suavizado, al igual que su mirada, si esperaba una respuesta elaborada eso era lo que ella tenía.

La miraba de lado no estaba satisfecho aunque sonaba bastante coherente para alguien a quien presumían de leal, alentaba su paso y decidió caminar junto a ella "Eres una mestiza, cierto" pregunta sin rodeos y con cierta frialdad para su edad.

"Así es mi príncipe, soy parte de una raza que ya no existe en este universo" parecía que afligía la mirada, ese tono de voz, lo había escuchado de su padre antes por algunos segundos.

"Una raza que ya no existe he leído de eso es ¿acaso fueron los únicos que se negaron a rendirse ante mi padre?"

"Así es, el único planeta que ha enfrentado a nuestro imperio....mi padre era Alteano"

Al final del caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora