[CITRUS] - Things Money Can't Buy

𝐒𝐚𝐭𝐢𝐬𝐟𝐚𝐜𝐜𝐢ó𝐧 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐥

Yuzu hizo que una de estas fiestas de chicos ricos la detuviera un par de veces. Una vez cuando apareció con su ropa de calle, aparentemente los jeans no eran aceptables, y una vez cuando apareció borracha. Pensando en aquellos tiempos, no fue la victoria. Hubo desaires, susurros y rencor. Algunas personas ignoraron su existencia a partir de entonces. No le importaba mucho eso, pero estaba tratando de pegárselo a James. Entonces, ahora que consideraba esas cosas con la fiesta detenida mientras ella y Mei se paraban en la entrada principal, tal vez aún no había ganado. ¡Mierda!

Yuzu no podía estar segura de cuál era el problema ahora para que todos las miraran como si fueran la atracción principal en un zoológico. No podían sorprenderse por su tardanza, ya que aún no había llegado a tiempo para nada. Aun así, se movía como siempre y Mei la seguía al lado. James estaba sobre ellas casi al instante. Su mirada la hizo sentir como una victoria de nuevo. Yuzu tuvo que luchar contra el impulso de sonreír.

"Yuzu, ​​¿qué crees que estás haciendo?", Preguntó James, su voz generalmente paciente tenía un filo agudo. Parecía listo para explotar directamente de su esmoquin.

Definitivamente por la victoria! Yuzu se pasó la mano por la corbata. "Uh, asistir a tu fiesta como me lo ordenaste".

Había una vena en el cuello de James que parecía estallar. Yuzu probablemente no debería sentirse orgullosa de eso, pero este tipo estaba tratando de venderla a la primera pila pequeña de dinero que pasó, así que lo que sea. Ella se puso de pie mientras él trataba de mirarla. ¡Y me veo mejor en traje que él! Así era la victoria.

"Te dije que trajeras un acompañante apropiado. Un hombre joven ", dijo James, su voz ahora un siseo bajo.

Yuzu sonrió "No creo que un hombre joven pueda quitarme este 'vestido' tan bien como mi cita actual". Hizo un gesto hacia todas las hermosas curvas de Mei. Ni siquiera había visto o sentido a esta mujer en acción, pero maldita sea, la forma en que completó el vestido que valía dos mil dólares.

"Tú deberías ser la del vestido", dijo con los dientes apretados.

Ella se encogió de hombros. "Nunca dijiste eso".

"Me ofrecí a darte dinero para comprar un vestido". Si las miradas mataran, James habría puesto a Yuzu seis pies debajo en ese mismo momento.

"Ya tenía un vestido. Simplemente no quería usarlo. De todos modos, conoce a mi cita, Mei. Mei, esto es..." Yuzu no tuvo oportunidad de terminar.

"James Okogi", saltó Mei, sonriendo como un demonio. La expresión probablemente era una mala noticia, pero ahora, Yuzu quería todas las malas noticias.

Espera, ¿quiero todas las malas noticias? ¿Por qué demonios una escolta conoce a mi padre? Por la forma en que los ojos de James parecían querer huir de su cráneo, Yuzu pensó que querría saber cómo se conocían. Ella habría considerado ridículo que él conociera una escolta si no fuera por el hecho de que ella existía. James con una trabajadora sexual no era insondable, a pesar de que le gustaba retratarse a sí mismo como santo. Esto puede ser bueno.

"Yuzu, ​​nunca me dijiste que conocías a este magnate de los medios", dijo Mei, como si fueran amigas, como se suponía que debían ser. Y también explicaba cómo Mei podría conocerlo.

Si bien la cara de James no aparecía en todas las noticias todo el tiempo, era un multimillonario y un noble, y ocasionalmente hacía cosas muy caritativas que no incluían tratar de comprar el amor de su hijo bastardo. Pero, por la forma en que parecía que quería que el piso se abriera y se lo tragara, ella tenía la sensación de que él conocía a Mei tan bien como ella.