El lugar ideal para ir de vacaciones

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Tenía una semana de vacaciones. Cogí mi coche y conduje hacia el interior, lejos del bullicio y del ruido de la ciudad. Me apetecía visitar pequeños pueblos y conocer sus costumbres, sus supersticiones, esa parte del país cada vez más deshabitada, con gente cerrada y con poco contacto con personas de las ciudades.

Durante varias horas estuve conduciendo sin un rumbo fijo, simplemente llevando mi vehículo por carreteras cada vez más estrechas y sinuosas. Sin apenas darme cuenta la mañana quedó atrás y la tarde avanzaba con rapidez. Llegué a un poblado de varias casas perdidas en mitad del campo. En realidad diría que en mitad de la nada. Entonces pensé que éste era el sitio que andaba buscando, lejos de todo, en ningún lugar. Sin embargo entre esas casas no podría alojarme, pues estaba claro que allí no había turismo, quizás ni conocían esa palabra.

Cerca de donde estaba vi a dos campesinos trabajando la tierra y me dirigí hacia ellos, con la esperanza de que pudieran indicarme un pueblo cercano con alojamiento donde pasar la noche. Llegué hasta ellos y les saludé. Me gustaba su forma de hablar, tan pueblerina, tan simple. Les pregunté por el pueblo más cercano, para pasar en él la noche. Durante un momento hablaron entre ellos, y pensé que no me habían entendido, por lo que quise insistir en mi pregunta, cuando entonces uno de ellos me interrumpió para decirme:

- El pueblo más cercano es Torre del Castillo y está a varios kilómetros de aquí, por esta carretera todo recto. Pero te aconsejo que no vayas allí.

- ¿Y por qué no? -le contesté, un poco extrañado.

Volvieron a hablar entre ellos, y no les entendía nada de lo que decían. Al final, bruscamente, el mismo campesino me dijo:

- No es seguro, la maldición está en ese pueblo. Mejor vuelve por donde has venido y busca otro pueblo en otra parte.

Y se fueron, sin que pudiera decirles nada más. Durante un instante me quedé dubitativo, incluso un poco molesto por sus palabras. Parecía que me estaban echando. Pero enseguida sonreí. ¡Esto era lo que en realidad andaba buscando! Las absurdas supersticiones de los pueblos basadas en historias de sus abuelos, o a saber de qué época. Tenía que ir a ése pueblo y encontrar un lugar donde pasar la noche. Era perfecto, un sitio emocionante, algo para poder volver y reírme con mis amigos de las historias absurdas de los pueblos.

Puse el coche en marcha, todo recto, en dirección a Torre del Castillo. Estaba emocionado. Pasé a la altura de los campesinos y llegué a distinguir como el que me había hablado movía la cabeza con gesto negativo, con un gesto de reproche. Incluso distinguí, a través de la ventanilla bajada de mi coche, las palabras de respuesta del otro campesino: "allá él, tú ya le avisaste". Esto me dio aún más ánimo y, a toda la velocidad que aquella mala carretera me permitía, me dirigí hacia aquel pueblo maldito, mientras me reía del gesto del campesino.

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Iré subiendo un capítulo cada 3 días. Este es el primero. Espero que os guste

La Torre OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora