Capítulo 1

45 5 0
                                    

-Maldición- exclamé mientras estacionaba la moto frente al edificio, si es que podía ser llamado así, de nuestro departamento.

Eran las 12:15 de la noche y llegaba tarde a casa. Cuando mi padre estaba lo suficientemente sobrio para darse cuenta siempre me castigaba.

Subí los cuatro tramos de escaleras hasta nuestro piso cuando escuché los gritos. Mierda, está despierto.

Me detuve frente al apartamento 46, escuchando lo que sucedía adentro.

- ¡Eres un inútil! ¡¿Porque no puedes hacer una jodida cosa bien?! ¡Debí haber dejado que tu madre te abortara! ¡No llores! ¡He dicho que no llores!

El llanto de mi hermano se interrumpió con un grito mientras se escuchaba como mi padre empezaba a golpearlo. Entre rápidamente para evitar que le hiciera más daño.

Leo se encontraba acurrucado en el suelo mientras mi padre furioso se inclinaba sobre él. Se levantó mientras su atención se desviaba hacia mí.

- ¡Maldita zorra! ¡¿Qué haces llegando a esta hora?! ¡Sabes muy bien que te quiero aquí antes de las 12! - Gritaba mientras se iba acercando a mí. Su aliento a alcohol confirmo mis sospechas. - ¡¿Dónde está el whisky que te pedí antes de que salieras?!

Un estremecimiento paso sobre mi cuerpo mientras pensaba en lo que se aproximaba. Mire a mi hermano que seguía en el suelo y le hice nuestra señal para que se escondiera en su cuarto. Su mirada de impotencia fue sustituida por un gesto de dolor al levantarse y caminar en dirección al pasillo. Paso mi mirada hacia mi padre mientras le contestaba.

-No compre tu whisky. -

- ¡¿Y qué hiciste con el dinero que te di?!-

Lo había tenido que gastar en un nuevo suéter para Leo, ya que el suyo ya no le quedaba y, mientras el invierno se iba aproximando, el frio era cada vez más intenso. Pero sabía muy bien que eso lo haría enfadarse con Leo, aunque no fuera su culpa. Así que pensé en otra excusa.

-Me lo he gastado comprando cigarrillos para mí y los chicos. -

Cerré los ojos mientras sentía el primer puñetazo impactar contra mi estómago. El segundo hizo que quedara de rodillas. Después de eso el dolor y los insultos de mi padre fueron en aumento, hasta que, después de lo que parecieron horas, se detuvo. Escuche sus pasos dirigirse al pasillo. Por favor, que no entre al cuarto de Leo. Un portazo seguido de silencio me indico que se había ido a su habitación.

Poco después, sentí las manos de mi hermano sobre mis hombros mientras me ayudaba a incorporarme.

Abrí mis ojos y los clave en los suyos grises, iguales a los míos, solo que en los de él todavía se podía apreciar un tenue rastro de inocencia propia de los 10 años, aun después de todo lo que había sido testigo.

-Hey, deberías estar dormido, mañana tienes escuela. - Dije, tratando de sonreír.

- ¿Porque no podemos escaparnos, Lena? Como mamá- Me ignoro, con una mirada implorante.

Por un momento me permití imaginarme lo que me sugería, pero como siempre, era solo un sueño. ¿Qué podía hacer una chica de diecisiete con un hermano de diez, sola, sin dinero y en un barrio como este? ¿Cómo podríamos sobrevivir? Aún con mi trabajo de medio tiempo y mis modestos ahorros, no podríamos sobrevivir mucho tiempo.

-Tu sabes muy bien porque no podemos- le dije, pasando una mano por su cabello, ignorando el dolor en mi costado- Ahora a dormir.

Me ayudo a levantarme y a entrar a mi habitación. Después de eso, sabiendo que no podría hacer nada más para ayudarme, se fue.

Me desvestí lentamente y me coloqué frente al espejo, observando los cardenales que se formaban en mi torso. Mi padre siempre golpeaba en lugares que no fueran visibles, aunque no sabía porque se tomaba la molestia, si todos sabían lo que sucedía en esta casa.

Tomé mi pijama y me dirigí al baño. Después de una larga ducha fría, me tome unas pastillas para el dolor. En cuanto mi cabeza toco la almohada, caí en un profundo sueño, deseando que todo esto fuera solo una pesadilla.

Esta Es Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora