"Si yo puedo escribir esto y tu puedes leerlo,es porque en medio de nosotros están las palabras". - Alejandro Aguilar Zeleny
Tenía cinco años cuando me asignaron interpretar el rol del señor que dice las noticias en la televisión para una puesta teatral cuyo motivo no recuerdo; para la actividad, mi maestra de kinder mecanografeó un breve discurso y me programó para periquearlo,en ese tiempo no se hablaba de Programación Neurolingüística pero ella ya conocía esas gracias.
Durante un par semanas, la asistente de la maestra me retiró del aula para ir juntos al auditorio con la intensión ensayar una hora diaria; mientras el resto de jardín de infantes aprendía atarse los zapatos, hacer nudos y trenzar, yo era moldeado para repetir como periquito un discurso que escribió con una máquina de escribir. En cada reunión la asistente se sentaba a un lado mío, me pedía el texto mecanografiado, se lo daba, durante una hora repetía el discurso paseando su índice reglón por reglón reduciendo la velocidad de su dedo con cada sonido, al final me regresaba el texto y yo lo guardaba en mi mochila.
A los días comencé a tener dudas, así que sin hacerme bolas, me acerqué a mis padres para preguntar del ¿por qué la maestra pasa su dedo sobre el reglón cuando dice el discurso?, entonces saqué el texto y repetí el comportamiento de la maestra.
Mi padre rió brevemente, después se aventuró a explicar cada dos o tres letras hay un sonido, y que si ponía atención notaría que cuando se repite el sonido es muy probable que sean las mismas letras. Después de esa explicación corrí al sillón grande de la estancia y me entretuve descubriendo los sonidos embargados en las letras impresas en el pedazo de papel que me dio la maestra. Una vez terminada mi breve aventura intelectual, corrí con mis padres para leerles el texto emulando a mi maestra; detenía el índice en cada una de las sílabas; cada que aparecía una repetida decía algo como otra vez "de", ya sabemos que este es "el", ¡ash! como se repiten los "de", este es "el" pero con sombrerito, y demás tonterías. Ambos rieron, me felicitaron por los resultados de mi aventura y me dijeron que el sombrerito de la "e" se llama tilde.
Emocionado.
Esa misma tarde decidí subir la apuesta; me posicioné frente al librero de mi casa y tomé un libro que lleva por título tres palabras que a un asocio con diversión: cantos, cuentos y juegos.
Me senté en el sillón grande de la estancia y me dispuse a leer.
Era mi primera vez con un libro.
No sabía que hacer.
Ignoré la oreja, me dio pereza leer tanta letra chiquita.
Vuelta a la página primera página, que por cierto está en blanco. Me encuentro el título y un bloque de texto que me mareó y no entendí porque yo sólo sabía leer minúsculas. Siguiente página. De pronto mi mundo dio vueltas, no sabía que leer ó por donde empezar, el libro estaba abierto pero no sabía que hacer, pero aun así me aventuré; muchos agradecimientos por todos lados, creo que estaban contentos, aunque yo no tanto, experimenté un tremendo dolor de cabeza, yo no entendía muchas cosas, en mi ignorancia aceptaba muchas cosas pero me preguntaba de todo: ¿Qué significa"ediquión"*?, ¿Qué es "DIF"?, ¿Qué es"1990"?, ¿Estos son nombres de personas?, ¿Qué significan los dos puntos?, y mi primera duda existencia ¿Qué es Sonora?.
Me aturdió tanta ignorancia que me dolió la cabeza,; buscando alivio,cambié de página, entonces, me detuve en un título que me regresó la tranquilidad.
Así es nuestra alegría, sin prisa y sin medida...Inmediatamente un ensayo reventó la tatema al afirmar que hay palabras de todos colores, sabores y olores; inmediatamente le dí un lengüetazo al libro pa'enterarme si era cierto, pero nel, puras cábulas, me supo a papel del malo, y eso que yo sabía de papel(porque entre amigos jugábamos a usar popotes como cerbatanas y papel ensalivado como proyectil, el papel del bueno eran las servilletas y papel higiénico por su facilidad para adaptarse al popote de un salivazo; su sabor y su textura resultaba muy agradables en comparación a otros papeles).
Volviendo a mi anécdota. Miré al libro desconfiado, esa lamida me supo a cultura; nunca resulta agradable de primera intención, además mi experiencia con otros papeles resultaba más grata, este me resultó malo, tan malo que mi resultó único, tan único que por esa característica lo diferencio de otros, es tan diferente es, que hasta la fecha sigo probando libros únicos. He probado tantos que ahora con mis años encima y de cuesta al hoyo, me consta que la sabiduría es un gusto adquirido.
Minutos más tarde, mi Padre me encontró sobre el sillón dando volantazos con el libro, a lo que sorprendido me pregunta.
–¿Qué haces?
–Estoy jugando a encontrar respuestas**.– regresé el libro al derecho y le leí en voz alta– En el cielo soy de agua, en la tierra soy de polvo, en las iglesias de humo y una telita en los ojos.
Padre pensó un poco.
–No sé – me dijo con rostro de no saber la respuesta y no de estarme siguiendo el juego.
Di un volantazo y compartí el libro de cabeza a mi Padre para que se enterase de la respuesta***. Rió tras un breve silencio y me regresó el libro.
– A ver, leeme otras cosa.
– Estas son las llaves de Roba y Toma. En Roba y Toma hay una plaza.En la casa hay una cama. En la pla... – entonces, mi Padre interrumpió con un eufórico grito agudo.
– ¡Ajua! ¡El niño aprendió a leer!
NOTAS AL PIE:
*En los datos de publicación del texto, aparece la palabra "edición",yo creí que se leía "edikión".**No sabía que las "adivinanzas", se llaman "adivinanzas".
***Te lo escribo al revés, porque el word no me deja escribir alrevés pal'volantazo de la pantalla: ebun aL.
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¡Ajúa! ¡Aprendí a leer!
NouvellesBreve relato/ensayo de como un niño aprende a leer. Colección de ensayos "¡Zkt Zlvj!", en revisión. Publicado en "La mirada escrita" editado por el Instituto Sonorense de Cultura. 2019.