—Nos vemos mañana. —sin cursilería de por medio se despidió de su amante y sin remordimiento cerró la puerta.
Craig Tucker se quedó en silencio, dudativo, por lo que acababa de suceder, normalmente son muy cariñosos en la hora de separarse pero desde hace unos semanas Tweek ha estado un poco -por no decir demasiado- cortante. Una actitud anormal por parte de él, por ende, provocando que una montaña de inseguridades carcoma al azabache. ¿Qué había hecho mal? La pregunta de todas las noches antes de dormir.
Con los abrumadores pensamientos devorando su integridad, se marchó cabizbajo.
No tuvo la oportunidad de darle la rosa tras la espalda.[ I ]
Fatiga se apodera de Craig a pasos gigantescos y al ser viernes no aliviana sus pesares, desgastado por las noche donde no a podido pegar un ojo a causa de la ansiedad que hace lo que quiera con él, camina como un muerto entre miles de vivos y entre ese océano de estudiantes logra distinguir a esa estrella dorada que le trae el alma al cuerpo. Durante todo el día jamás se hablaron y le dolía mucho, ¿acaso no se percata de su decadencia en estos últimos días? Lo necesitaba.
Conforme se acerca a Tweek una sensación incómoda corre por sus entrañas, ¿era... miedo? Pero... ¿exactamente a qué...?—Hey... —levantó la mano un poco temeroso por la reacción del rubio, se esperaba miles de respuestas ante el saludo pero nunca eso. Su novio simplemente cerró su casillero y ignorando su presencia se volvió uno con la manada de alumnos, dejándole atrás.
Fue cuando sintió una espina en el corazón, sabía con exactitud que su relación no estaba en los mejores contextos sin embargo no ameritaba la completa inexistencia del otro.—¡Tweek espera! —palabras absoletas por los oídos contrarios que siguió en marcha a la salida. —Cariño, neces... —la multitud no lo dejaban avanzar inclusive lo alejaban, y entre empujones alcanzó a divisar esos desordenados cabellos dorados saliendo de la escuela. Y en un golpe de realidad se encontraban solo en pasillo como únicas acompañantes hojas de papel pisoteadas, con suma delicadeza tomó una que le parecía conocida, una hoja amarillenta maltratada y sucia.
Las lágrimas caen sobre este papel, le duele demasiado.
Era un carta escrita por él para Tweek, una carta con tanto cariño en ella pero parece que no es así... al final es basura.[ II ]
—Cabeza de alcornoque, mamá dice que bajes a cenar. —la insistencia de Tricia lo enloquece hasta el punto de subir el volumen a los audífonos, no estaba con ánimos de bajar a cenar para que su familia le interroguen, ahora no.
Quería tener unos momentos a solas con su tristeza, mirando al techo mientras llora en silencio y ahoga sus sollozos con su antebrazo, porque cuando el amor de tu vida te desprecia sin razón aparente el corazón es vulnerable ante todo reflejo.
Tucker esta al borde del acantilado y no sabe si dar el paso o mirar hacia atrás.
Entonces, hecho un caos emocional se levanta de la cama para dirigirse al asqueroso escritorio que tenía, lleno de notas inconclusas, tachadas y rotas, sus sentimientos plasmados en papel que nunca llegaron a volar se limitaron a ser sólo eso, letras comunes y corrientes. Y al fondo un jarro repleto de rosas marchitas cada una con su correspondiente rechazo, uno diría que Craig es el tipo de chico desinteresado en las relaciones amorosas, no obstante, era todo lo contrario, es un adolescente bastante emocional.Con los ojos cristalinos por la siguente ronda de lágrimas que se proximaba, leyó las cartas hechas en puño y letra, líricas dignas de Shakespeare, un romántico de pies a cabeza. Vaya detalle que su novio no aprecia con dicho respeto. No comprendía por qué Tweek le odiaba, intentó recaudar información pero nada, ni amigos ni familiares sabían nada al respecto, propuso poner las cartas sobre el asunto pero el rubio no colaboraba, se convirtió en un maestro para evadir problemas.
Y entre rechazos continuos el azabache creyó mejor dejar en paz el tema, y se cubrió con un velo de ingenuidad para cegar la horrible verdad. El amor se moría.Tomo un bolígrafo y las palabras salían por sí solas, describiendo a profundidad el cómo se sentía. De repente la angustia tomó riendas al asunto, descontrolado escribía con frustración e ira, el papel era casi destruido por el filo del bolígrafo como un cuchillo cortando carne fresca y al igual que ella, sangraba, la tinta se esparce entre la hoja y sus dedos dejando un rastro permanente en Craig.
La noche sería larga, y demasiado..."Me doy asco.
Atte. CT"
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Losing Interest : Creek.
Fanfiction" Cuando más se ama a un amante, más cerca se está de odiarla. " - la Rochefoucauld. Image; wegotnofuture.