Capítulo único

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Las dos niñas se levantaron temprano, incluso antes que sus padres, se vistieron y cepillaron el pelo mutuamente.

Eso les gustaba, tener una hermana gemela, aparte de ser mejores amigas, compartian el mismo interés de ayudar a la otra a verse bien,  un beneficio extra, pero es que ambas se querían tanto, que buscaban protegerse mutuamente, de todo mal, incluso la banalidad de estar desarregladas ante los ojos de otros.

Ambas chicas sigilosamente bajaron a la cocina, y comenzaron a preparar la sorpresa que querían darle a sus padres.

Sabían que ese día cumplirían 10 años de matrimonio, y en complicidad con sus abuelos, querían tenerles algo especial.

Las dos pequeñas rubias habían planeado regalarles un desayuno especial, a sus cortos 7 años, tenían ambas, un alma servicial y cariñosa, y a pesar de no poder hacer mucho en la cocina, gracias a sus abuelos, habían planeado algo sencillo, sin peligros, pero muy significativo.

Cómo no tenían permitido aún usar cuchillos ni nada cortante sin supervisión, decidieron hacer leche con plátano, ideal para una mañana calurosa de Verano en París.

Para no hacer ruido, y principalmente, por no saber usar correctamente la juguera, molieron el plátano con un tenedor, y luego en un jarro, lentamente lo mezclaron con leche, y agregaron un poco de miel.

Luego, del canasto que habían entrado de contrabando a la casa, el día anterior, sacaron un pequeño surtido de fruta, Croissants, macarrons y pan, que usaron para hacer 4 sandwichs.

El desayuno estaba casi listo. Con cuidado extendieron el mantel, pusieron la mesa, un jarrón con flores que habían recolectado el día anterior, y todo lo que habían preparado. Cuando se sintieron satisfechas de su obra, decidieron ir por sus padres.
- Un momento!-
- qué ocurre Emilie?-
- ve tú, yo me quedo a cuidar la mesa, sí vienen los gatos curiosos, quizá se coman los macarrons!- dijo preocupada.
Su gemela la miró y asintió.
- está bien, tu te quedas y yo voy por ellos-

Las gemelas se separaron. Emilie acomodando todo otra vez, para que quedara mejor.

La habitación de sus padres estaba al final del corredor del segundo piso, a una oficina de distancia de su propia habitación.

Suavaemente la niña de ojos verdes golpeó la puerta de la habitación de sus padres.

Espero un momento, y cuando estaba por golpear otra vez, la puerta se abrió, dejando ver a su padre muy despeinado y adormilado.

- Buenos días papá!-
- Buenos días muñequita, ya se levantaron?-

- si, y tenemos algo para ti y mamá, bajen luego.

Y sin más, bajo corriendo a acompañar a su hermana, que ahora también acomodaba una tarjeta que ambas habían confeccionado para felicitar a sus padres por su aniversario.

Pocos minutos después, sus padres, ya vestidos llegaron a la cocina, y sonrieron enternecidos ante la imagen que tenían ante ellos.

Sus gemelas sonrientes y la mesa con un rico desayuno, flores y una gran tarjeta en forma de corazón.

- Feliz Aniversario!!- dijeron las dos a coro.

- Muchas gracias muñequitas!- las abrazó su madre, abrazo al que se unió su, también emocionado padre.

- Ésto se ve delicioso gatitas, muchas gracias-

Los cuatro se sentaron a la mesa, pero su madre preguntó.
- No van a despertar a su hermano?-
- mamá, sabes lo difícil que es despertarlo! Así que sólo deje su puerta abierta a ver sí con el ruido al final llega solo-

Y era verdad, su hijo mayor era muy bueno para dormir profundamente, desde bebé que era así, muy tranquilo, pero un reto cada mañana para hacerlo llegar a tiempo a la escuela.

- Iré por él- dijo su esposo besando su frente.

Poco después, un rubio un poco mayor que las niñas, bastante despeinado, se les unía a la mesa.

- Buenos días- dijo aún de manera perezosa. Al ver la mesa y la tarjeta, lo recordó.
- Feliz Aniversario papá y mamá!- y los abrazó. Quedándose un momento más en brazos de su madre, que sonrió ante ésto. Su hijo mayor siempre fue más cercano a ella que a su padre, cosa que siempre parecía molestarle, eso hasta que llegaron las gemelas, que sin duda eran su debilidad, "empatando" las cosas.

- Vamos pequeño, toma asiento y disfruta el desayuno que tus hermanas prepararon-  el jovencito asintió con una sonrisa bonachona, haciendo brillar sus ojos azules, idénticos a los de su madre.

- Niñas, muchas gracias por éste regalo, con su madre han sido 10 años de inmensa felicidad, tenernos mutuamente, y luego a ustedes, ha sido el mejor regalo de la vida.- dijo emocionado el padre.

- Mis cuatro rubios hermosos - suspiró la madre, y tomando la mano de su esposo, entrelazando sus manos, suspiró.

- qué se puede hacer? Los genes Graham de Vanily son fuertes- acotó risueño Adrien.

- Tan parecidos a su padre, son lo más bello, siempre quise tener tres hijos, pero ...-

- Pero?- preguntó Adrien.

- Pero en unos meses serán 4- contestó ella, mirándolo divertida.
- ya ganaste genéticamente los primeros dos embarazos, ésta es mí chance de tener un o una azabache en la familia- dijo sacándole la lengua juguetonamente.

- Princesa!- exclamó él, abrazándola y besandola tiernamente.

- Escuchaste eso Emilie? Seremos hermanas mayores!-
- Sí Emma!! Ya no seremos las menores!- celebraron.

Ambas gemelas estaban felices.

Louis sólo sonrió, tenía la boca llena y medio croissant en la mano.

Marinette y Adrien aún abrazados, miraban a sus hijos, y sólo sonreían. 10 años juntos como matrimonio, y la vida aún les ofrecía más amor y felicidad de la que imaginaban.

Emma, Louis y Emilie Agreste Dupain

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Emma, Louis y Emilie Agreste Dupain.

***

Una idea que surgió al trasnoche.
Si la madre de Adrien era gemela, genéticamente es posible que él también las llegué a tener algún día.

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⏰ Última actualización: Nov 28, 2019 ⏰

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