Capitulo 2. ¿Donde estoy?

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Me desperté en una habitación que nunca había visto. Era como un zulo, sólo que esta tenía una ventana bastante grande. Las paredes estaban vacías y había trozos donde faltaba pintura. No sabía donde estaba. Me sentía aturdida y sola. 

Noté algo en mi nariz. ¿Un tubo respiratorio? Era incómodo, pero por una parte agradable, ya que me suministraba oxígeno. Miré detenidamente la habitación y me di cuenta que estaba en un hospital. Sola y con muchas máquinas alrededor. Lo único que se escuchaba era el sonido de las máquinas y los engranajes de mi cerebro en funcionamiento. ¿Cómo es posible que este aquí? ¿Dónde esta el país de las maravillas? ¿Dónde esta aquel gato?
Un sonido en la puerta me sacó de mi concentración. Un hombre de mediana edad con una bata blanca entró en la habitación, regalándome una dulce y tierna sonrisa, mezclada con cierto sabor nostálgico.
-¿Qué tal te encuentras hoy Alice?- me pregunto mientras me observaba.- Soy Jonathan Mateos, tu nuevo médico. ¿Te sientes aturdida?
-No no, estoy perfectamente.- Conseguí decir. Aunque en realidad, sí que me encontraba algo aturdida. 
-Bueno, ahora que has despertado del coma, vamos a realizarte varias pruebas para ver si te ha quedado secuela. Si todo esta en buenas condiciones, podrás irte a tu nueva casa mañana mismo.
-¿Nueva casa? ¿Es que no puedo volver a la mía?- Estaba tan aturdida que ni me acordaba de lo que pasó hace seis meses, según el médico. 

-¿Qué es lo último que recuerdas Alice?- Sacó una pequeña libreta junto a un bolígrafo para escribir lo que le contase, o eso creo. 

-Recuerdo bajar las escaleras y ver a mi madre. Había mucho fuego, y después no recuerdo nada más. Pero, ¿realmente llevo seis meses en coma?- Prometo que esos meses para mi habían pasado como horas, como una simple siesta. 

- Exacto, llevas 6 meses en coma. Parece ser que alguien prendió fuego a tu casa y fuiste la única en sobrevivir. Llegaste con quemaduras muy graves y con medio pié en el otro barrio, casi no lo cuentas.- Intentó decir esto último a modo de risa, supongo que para animarme un poco. No sé realmente si lo consiguió, pero por lo menos lo intentó. 

He estado 6 meses en coma. 

Jonathan me dejó sola después de hacerme varias preguntas y me dijo que vendría una enfermera a por mi para empezar con las pruebas. Estaba un poco impaciente y nerviosa, acabar las pruebas, que me den el alta y a mi nueva casa pero, ¿cuál era mi nueva casa? ¿Tengo realmente un sitio para mi? La cabeza me daba vueltas. 
En cuanto escuche la puerta cerrarse, empecé a llorar en silencio. Mi familia esta muerta. Mi casa está chamuscada, al igual que mis recuerdos. Mi mente esta nublada y mi alma esta rota. Estoy completamente sola.  

Un rato después de despejarme, una enfermera bastante joven llamó a mi puerta. Me dedicó una sonrisa tierna y me preguntó si estaba lista para empezar con las pruebas. 

Tras varias horas haciéndome pruebas realmente agotadoras, decidieron cambiarme a una habitación más grande y un poco más colorida. Era azul, y tenía grandes nubes pintadas encima. En la parte derecha, había un gran ventanal, donde se veía un árbol y un gato negro tumbado en el, de ojos grises que no paraba de mirarme.
No sé en qué momento pasó pero  ya no me encontraba en aquella habitación de hospital, sino en una que me parecía familiar. Tenía la impresión de que ya había estado ahí. Me levanté de la cama y salí fuera de aquella habitación. Había vuelto a aquel sitio. 

-Parece que ya has despertado. ¿Cómo te encuentras, querida?- otra vez aquel gato cuyo nombre desconocía. No paraba de mirarme con esos ojos tan grandes y llenos de curiosidad.  

- Estoy más relajada Chessiere.- Al decir su nombre pareció extrañarse pero de repente sonrió.
- Parece ser que estas volviendo a recordar cosas.- El gato apareció a mi lado y me guió hasta un árbol.

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⏰ Última actualización: Dec 03, 2018 ⏰

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