[Segunda parte]

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Cuando se trataba de Taehyung, mi mente perdía todo tipo de racionalidad, me convertía en un loco sediento, y debía saciar esa sed como sea.

Taehyung paseó la mirada de mis labios hacia mis ojos, y de vuelta hacia mis labios una vez más. Como si con ese gesto estuviera esperando a que yo diera el primer paso, y por supuesto que lo di.

Tomé su rostro con mis manos, y antes de que pudiera arrepentirse de algo, estampé mis labios contra los suyos.

No pasó mucho antes de que Taehyung correspondiera a mi beso también, casi con la misma urgencia que yo. Mientras colaba mi lengua sin en el más mínimo cuidado. No quería ir lento, quería que supiera cuánto había imaginado ese momento, y ya que por fin estaba sucediendo, no iba a desperdiciarlo con un estúpido roce de labios. Joder, por supuesto que no.

Sentí como las manos del pelinegro se aferraron a mi espalda, al mismo tiempo que yo movía las mías de su rostro, hasta su nuca, y lo empujaba más contra mí. Pero no me era suficiente, ansiaba más, mucho más. Así que, nublado por la excitación del momento, lo guíe hasta la cama y con algo de torpeza, lo senté encima de mí.

Sin abandonar sus labios, reforcé mi agarre sobre mis piernas, y seguido, mis manos, completamente curiosas, viajaron desde sus muslos, siguiendo un camino invisible por debajo de su prenda blanca y recorriendo cada zona de ida y vuelta; hasta finalmente hacer una parada en su trasero, adueñándome completamente de él.

Taehyung soltó un pequeño gemido de placer, y eso fue totalmente mi perdición. El aire empezaba a faltar, y tuvo que retirarse unos centímetros para recuperarlo, pero antes de que pudiera alejarse, atrapé su labio inferior y lo estiré mientras él echaba su cuello hacia atrás. Un delgado hilo de saliva se escapó, y cayó directo en su quijada. Hecho que por supuesto aproveché para limpiarla con mi lengua, e ir descendiendo lentamente hacia su manzana de Adán.

Mierda, si había algo más placentero que sus labios, ese definitivamente era su cuello, porque hacía que soltara esos jadeos que me estaban volviendo completamente loco.

El pelinegro dejó escapar unos cuantos gemidos temblorosos, mientras yo me encargaba de repartir ligeros chupones por toda la zona. Su piel sabía tan bien, que podría pasarme la vida entera simplemente pasando mi lengua por él.

No me equivocaba, era tan suave y deliciosa...

Las pelotas me dolían como nunca, estaban tan apretadas ahí abajo que hasta quería llorar, y fue mucho peor cuando en ese instante, justo cuando él se acomodó para no caerse, las rozó y esta vez, el que jadeó, pero un poco afligido, fui yo.

—¿Qué, qué pasó? ¿Te lastimé? —preguntó Taehyung, repentinamente preocupado, y muy agitado.

—A mí no, pero al Capitán Rogers sí...

Taehyung se quedó en silencio, intentando entender a qué me refería, y cuando la lamparita se encendió en su cerebro, abrió los ojos desmesurado, antes de echarse a reír como un maldito loco.

Venga ya, que manera de cagar el momento. Ni siquiera fue gracioso.

—Taehyung, por el amor de Dios...

—Lo siento, lo siento.

Se disculpó, pero aunque volvió a besarme, no paró de reírse. No iba a mentir, realmente amaba su risa, pero en ese preciso instante, lo único que quería era borrar cada estúpido rastro de ella. Me mordí los labios, algo enojado y sin pensarlo, tomé de la cintura al ardiente pelinegro sobre mi regazo, y con un rápido movimiento, lo tumbé debajo de mí. Eso hizo que parara de reírse, y me mirara con total sorpresa.

Éxtasis [Two-Shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora