EL BAÚL DE CARTAS

Jazz y...Adiós

Todos los días iba al mismo restaurante que ella, siempre se sentaba a unos metros de mesa en la que ella bebía su café y leía su novela favorita. Siempre se quedaba pensante aquel hombre al imaginarse con aquella joven pasando un tiempo juntos, pensar en aquello lo hacia olvidar que tenia que ir al trabajo, todos los días era lo mismo. Un día se animaría a sacarle conversación, claro que el sabia que no era posible, que lo locura pensar en acercarse y decirle tan siquiera hola!!. La única rutina era sentarse frente a ella para observarla, claro con cautela para que no se diera cuenta, todo con sigilo se decía así mismo mientras le tomaba a su café lentamente. Los domingos se reunía con su familia par decirle de aquella chica que para ellos era su novia, que mentira mas absurda se decía, su madre le preguntaba que día la iba a presentar a la familia, el se inventaba cualquier cosa para evitar ser descubierto. Ojos cafés, cabellos que descendía en forma de cascada de oro, pestañas grandes y muy cuidadas, unos labios tan carnosos y delicados, sonrisa encantadora, voz dulce como el canto de un ángel, una forma de caminar tan delicada que parecía rosar el piso nada mas, aquel hombre no perdía esos detalles nunca, que grandiosa mujer se pensaba todo el tiempo, pero eso no era suficiente para aquel hombre, quería saber mas, que era lo realmente sorprendente de ella, de alguna manera quería averiguar que ocultaba aquella apariencia tan inocente, tan solo unos pasos y ya, solo un hola!, que miedo le provocaba aquello, ni pensar en caminar hacia ella, que diría, solo se atormentaba.

Ese hombre un día se decidió por fin, lo iba a conseguir, tan solo se acerco y le dejo una nota frente a ella, espero la respuesta. La mujer después de unos minutos se le acerco intrigada preguntando cual había sido la causa de la nota, el comenzó a responder, de la nada ambos se pusieron en la misma mesa, tomando café juntos y teniendo una charla de lo mas interesante, ella una abogada en el despacho de la ciudad, el un escritor y romántico soñador, poco en común, diferencia de edad sin importancia, el la quería sin importar la distancia, ella seguía platicando de su vida como si se tratara de una novela, el escuchándola como si estuviera viendo la mejor película en su vida, sus miradas se transformaban en señales de deseo total, cada segundo que transcurría era mas intenso, ella se acercaba a paso lento hacia el mismo lado en el cual el se encontraba sentado, el solo sedaba y se quedaba paralizado, ella se detuvo, volvió a lo sencillo, solo una mirada y una sonrisa coqueta, el siguió con su charla y ella escuchaba , ambos estaban tan inertes en la conversación que no se dieron cuenta que ya iban a cerrar el restaurante, la mujer le propuso ir a su casa a lo que el hombre acepto. Vino, velas y espagueti era lo único que necesitaban para aquella noche. Jazz y un poco de bossa nova serian sus acompañantes en tan hermosa noche, un cielo lleno de estrellas que iluminaban el cielo haciéndolo una obra de arte, una luna repleta de ansias por hacerlos uno solo, ambos se acostaron mirando el cielo, ninguno dijo una palabra por un largo tiempo, ella sugirió beber una copa de vino, el solo asintió. Volvieron a su conversación cuando todo se tornaba incomodo, el no dejaba de mirar con tanta atención, se decía que hombre mas misterioso. Pasaron la velada mas inesperada, dos desconocidos se juntaron como si de los mejores amigos se tratara. Al cerrar la noche su cielo, aquel hombre tímido y pensante se despidió de ella, le agradeció por la noche que pasaron juntos y le dijo que mañana se verían. 

Pero aquel día la mujer no volvió mas, se había ido sin razón alguna, no le dejo una carta o un recado para explicar el motivo de su partida, tan solo se había ido y eso era todo. Aquel hombre solo se quedo pensando en esa mujer nuevamente, volvió a recordar esa velada, se preguntaba si volvería, pensó en que era momento de decirle la verdad a su familia, se propuso a ser mejor su vida, los mas triste pensó fue eb haber pasado tanto tiempo en hacer una nota que decía "¿tienes crema deslactosada?. Miro esa nota y se dio cuenta lo estúpido que fue aquello, solo vio el lugar en el cual aquella mujer se sentaba, no dijo mas, solo se levanto y se fue a su trabajo... después de todo solo habia sido lo mejor que le habia pasado en su vida.