1. Nunca Se Que Decir

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Toda la vida he tenido problemas con el "Adiós" y es que, aunque no me gusta la palabra y menos para describirme debo de admitir que es verdad.

Suelo huir, yo huyó constantemente no de la gente sino de la persona que para mí llego a verla como un compromiso. Se que suena como la historia para una película de él gran monstruo Hollywoodesco pero en la vida real existen esas personas y yo soy una de ellas.

Crecí viendo a mi padre hacer guiones para películas muy famosas, crecí viendo a mi madre llorar por esas mismas películas y aunque esta no la escribo mi padre, mi madre si la vio en el sofá de nuestra sala mientras yo le pasaba los pañuelos para que se limpiará las lágrimas.

La novia fugitiva

Para mis vivos diez años se me hacía tan chistoso que una novia huyera el mismo día de su boda, pues según yo las mujeres anhelan tanto ese día. Pero obviamente ese no era el caso de la protagonista.

La chica pelirroja de la cinta era una mujer demasiado atractiva, piel casi de porcelana, una fina cintura, ella adoraba el color rojo, sus labios siempre vestían ese color y su cabello, bueno era como ver a la misma Ariel contrayendo matrimonio.

Era una mujer demasiado bella como para que resultará imposible que ningún hombre quisiera casarse con ella y así fue, ella debido a circunstancias encuentra al hombre de su vida, un tipo de muy buen ver y refinados modales, casi, casi sacado de alguna novela de Jane Austen.

No había razón ni impedimento alguna para que ellos no vivirían el famoso Felices para siempre.

Pero sí que lo hubo, porque el día de su boda, a la chica le entró un ataque de pánico y decidió huir a caballo, dejando al novio esperando en el altar. ¡Enserio! Cuando vi que ella había llegado a la iglesia y que mientras caminaba hacia el altar se dio la vuelta y salió huyendo, me tomó mucho de sorpresa, casi quería llorar igual que mi madre.

No entendía las razones de esa mujer y estaba muy furioso con ella, en ese entonces solo pude preguntarle a mi mamá porque ella había huido su respuesta fue que "Algunas personas no están hechas para el compromiso"

Me pareció algo demasiado triste, pues si ellos huían constantemente del compromiso quería decir que jamás se casarían y/ o formarían una familia, eso conllevaría el estar solo de por vida.

A mis diez años eso me aterraba mucho, yo amaba a la familia, amaba estar rodeado de personas y era absurdo tener miedo a tal cosa tan común en la sociedad, solía estar muy enojado con la mujer pelirroja, hasta que conocí a una mujer igual de hermosa que ella y en vez de ser el que se quedara plantado por ella, yo fui el que salió huyendo.

Ojalá hubiera huido en caballo, seguro se hubiera visto más genial, pero esto no era una película, aunque trabajará en ellas. Esto era la vida real, era mi vida real y en ese momento pensé que solo estaba asustado, pero cuando pasó por segunda vez, tercera vez, cuarta vez supe que tenía un problema.

Odiaba el compromiso

Huía del compromiso

Lo curioso es que ahora a mis 38 años yo si quería una familia, niños, alguien que cuando llegará de los ensayos, las presentaciones de Broadway o de las giras mundiales por las películas me recibiera con los brazos abiertos y me llenará de besos, quería eso, pero sin tener que sentar cabeza.

Y esto de tener miedo al compromiso se había vuelto tan absurdo porque comenzaba a comportarme como un maldito adolescente. Siempre fui malo para decir adiós es por eso que terminé creando excusas unas más normales y creíbles que otras, pero todas eran excusas.

Wʜᴀᴛ ᴛʜᴇ ʜᴇʟʟ? [Gyllenholland]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora