Miss Oswald

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Desde hace dos días estoy pegada a mi celular, teléfono de casa, Laptop para ver si llega alguna respuesta, éstos días me han parecido una eternidad.

No es que crea que me acepten en el Coal Hill (porque no lo creo) , pero me gustaría saber algo. A Clara Oswald no sé le deja con dudas.

-Clara, has estado esperando todo el día. Ten más paciencia, no te van a contestar inmediato-dice mi abuela, a la cual valoro mucho por sus consejos.

-¡Dos días han sido mucho!-exagero yo-. No estoy esperando un sí, yo solo espero una respuesta.

-No seas tan negativa, te aceptarán.

-Abuela, es el Coal Hill, uno de los colegios más elegantes de la ciudad, es imposible la idea de que me acepten.

-Tú eres imposible-dice mi abuela sonriendo y le regreso la sonrisa.

Para calmar mis nervios y curiosidades sobre lo de Coal Hill decido visitar a mis alumnos favoritos, Alfie y Angie mis vecinos. Más que su maestra, soy su niñera pero bueno es la única experiencia laboral con la que cuento por el momento.

-Hola chicos-saludo yo, mientras ellos juegan pelota en la entrada de su casa.

-¿Ya hay respuesta? -pregunta Alfie.

-No, aún no-bajo un poco la cabeza-. Pero sabes, no necesito el Coal Hill si mis dos alumnos favoritos están aquí conmigo-digo sonriendo mientras agarra la pelota con la que jugaban-. ¿Está su padre en casa?

-Sí-contesta Angie-.

-Bueno, debería volver a casa, ya saben para ver si hay respuesta.

Todo tiene que llevarme de vuelta a mi frustración, podría hacer un souffle para distraerme un poco. En cuanto llevó los ingredientes para hacer mi souffle suena el teléfono.

-Contestó yo-es lo que dije y ha sido lo que he dicho por dos días seguidos.

-¿Bueno? ¿Está la Señorita Oswald? Somos de parte de la administración del Coal Hill, tenemos una respuesta a su oferta de trabajo.

El corazón está apunto de salirse de mi pecho, mi respiración es ruidosa; ojalá no me puedan oír a través del teléfono.

-Sí, ella habla al teléfono.

-Su oferta de trabajo ha sido aprobada, inicia mañana.

-Gracias.

Después de colgar el teléfono empecé a saltar de la emoción, no me lo esperaba para nada.

-¿Estás bien, hija?-pregunta mi padre.

-Claro que lo estoy. Me dieron el trabajo.

-Te dije que lo harían-dice mi abuela mientras pasa por la camina-. Tú madre estaría muy orgullosa de ti.

Sonrió, no hay nada que me haga más feliz que saber que mi madre lo hubiera aprobado.

Dejo el souflé de un lado y subo hasta mi recamara para planear mi clase de mañana, tengo que causar una buena impresión si no quiero que me despidan el primer día.

«Tienes que asegurar de hablar sobre esto, recuerda tener un buen control sobre el grupo» me exijo a mí misma.

Me acuesto no muy tarde para poder llegar a mi trabajo despierta y que no crean que no me estoy comprometiendo a mi trabajo.
Mañana seguro es un gran día.

El caso curioso del maestro SmithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora