Las sombras de un destino - Alastor × Reader

Capítulo 4

Jambalaya, muy rica a propósito aún que con un sabor peculiar, no sabría reconocerlo. Le parecía extraño aquel acto, tanto así que revisó que su alimento no tuviera algún tipo de veneno probándolo con una araña que encontró por ahí. Sus ojos se hacían pesados, quería dormir, pero algo no la dejaba.

¿Por qué Alastor le dijo eso? Desde que llegó, éste la buscaba demasiado, además de que le incomodaba el contacto físico de ambos. Las acciones de esa criatura la confundían, y es que al parecer ahora era un producto del mercado más negro del infierno. Y pensar que solía estar encerrada deseando acabar con su sufrimiento. Se dio leves palmadas en su rostro y se levantó de la cama, se suponía que debía ayudar con el hotel pero al parecer estaba muy ocupada lidiando con el sinfín de problemas que la rodeaban desde su ascenso al purgatorio.

—Bueno, a trabajar.—

No sabía que hacer en realidad, ya vería que se le ocurría. Bajó los escalones hasta llegar a la recepción encontrando una escena digna de comedia absurda; Charlie sosteniendo a Vaggi para que ésta no golpee al orejas de venado, Angel Dust arriba de Husk con lencería sexy y Niffty limpiando como desquiciada, lo normal. Sin interrumpir sus asuntos, se encaminó a la recepción. Sus pasos cada vez sonaban más fuertes, la soledad empezaba a llenar el pasillo mientras observaba a su alrededor.

—«Lilith.»—

Era de esperar que la madre de Charlie no fuera una pecadora cualquiera, es curioso que terminara en este lugar sólo por querer un trato igualitario con Adán, supone que era demaciado para él. Llegando al lugar, sus ojos se posaron sobre lo que parecía ser una computadora de caja, se acercó para revisarla descubriendo que esta aún funcionaba. En vida, estudio diseño gráfico, por lo cual no se le ocurrió una idea mejor que hacer cárteles y folletos para hacer más atractivo el hotel. Sería difícil hacer dibujos ahí, pero no imposible, a pesar de la apariencia de la máquina, esta estaba lo suficientemente actualizada como para poder hacer algo decente. Encendió el artefacto y empezó a trabajar, pensativa, creyó que un diseño tétrico pero acogedor sería algo bueno para la imagen del hotel, también pondría un pequeño anuncio del bar, tal vez eso los haga cambiar de parecer.

Tonalidades cálidas y acogedoras, logro terminar el diseño del volante, ahora faltaba imprimirlo. Estiró sus brazos con una sonrisa de satisfacción, estaba tan feliz con el resultado final que eso la emocionaba. Había logrado acomodar a cada demonio de este hotel, incluyendo al fantasma de Baxter, quería hablarle, pero parecía que él no. Se levantó de su asiento en busca de Charlie, pero al parecer no se había dado cuenta de que ella ya estaba allí.

—¿Charlie?— Dio un pequeño brinco.  —No esperaba verte aquí.—

—¡Yo tampoco! Ese dibujo es magnífico, ¡Tan detallista!—

En menos de un segundo la más alta ya estaba siendo rodeada por los brazos de la princesa, podía notar que emanaba un ligero aroma a manzana. Volvió a darle la mirada para luego sonreír aún más, una verdadera explosión de azúcar, si pudiera, juraría que tendría diabetes ahora mismo. La rubia salio tan rápido como volvió a entrar de la habitación con lo que parecía ser una impresora. Emocionada la conectó imprimiendo más de mil volantes, demaciado entusiasmo para una idea no tan querida. Seguido de esto se dirigió hasta la ventana donde aventó todo los papeles, digno de una escena de caricatura.

En su hombro, sintió un suave tacto, al voltear, un Angel Dust coteto se encontraba mirándola con una sonrisa conspirativa. Charlie a lo lejos, sólo se dedico sonreír más y dejarlos a solas.

—Hola primor, desde que llegaste he querido hablarte. Pareces ser alguien juguetona.—

No sabia a que se refería con "juguetona", tal vez era la vestimenta, era muy pegada por lo cual se podía marcar todo sus atributos, o bien, el hecho de que al parecer Alastor se encontraba hablando con Husk sobre la mancha en su ropa... Nuestra querida niña ya lo había olvidado.