El espejo de Perseo

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Al comienzo, Daisy tuvo mucho miedo de enloquecerse. Un mes era tanto tiempo, y se iba a perder de tantas cosas – de pronto hasta haría una locura y se trataría de escapar.

Pero Mirco rápidamente consiguió el aval del Consejo, y Daisy pronto estuvo tan ocupada que antes de que se diera cuenta, ya había pasado una semana. Estaba tan sorprendida que tuvo que mencionárselo a su familia en la siguiente videollamada.

- No te imaginas papá, a veces me da angustia porque hay un montón de cosas que hacer y cada vez menos tiempo. Es como cuando el musical de la Chica Vampiro. Pero bueno, con más complicaciones.

- Bueno cachorrita, pero eso quiere decir que el momento de volver a vernos va a llegar más rápido.

En la pantalla virtual de filtro rojo, su papá le regaló una sonrisa reconfortante a Daisy. De repente la pantalla se sacudió y la cara de Ulises O'Brian fue reemplazado por la de su abuela.

- ¡Hola mi vampimuñeca! Acá en la casa estás haciendo mucha falta.

- Ay abuelita, yo también los extraño mucho.

- ¿Dónde estas?

- En el canal abuelita. Estoy esperando que me hagan pasar para una grabación, y tenía un ratito entonces quería llamarlos y verlos.

Daisy estaba acomodada como mejor podía en una silla incómoda en los pasillos del VampiCanal. En cualquier momento alguien podía salir a llamarla, pero en serio extrañaba a su familia y a Lucía. Y a Max...pero a Max no podía llamarlo.

La pantalla se sacudió otra vez y repentinamente era su mamá en la videollamada.

- Espero que la Catalina Vladimoff esa te esté tratando bien cachorrita. Mira, no he podido estarme tranquila pensando en que de pronto te haga pasar un mal rato, o no te deje comer-

- Tiene toda la razón – vino la voz de su papá por fuera de cámara – no te imaginas, hace días que no habla de otra cosa.

- Ulises.

- Pues es cierto, Colmillita. A la hora de acostarse caminas y caminas y hablas y hablas y te preguntas por qué no teníamos casa en el Mundo Vampiro para habernos quedado con la niña allá-

- Bueno Ulises, suficiente. No me hagas pasar penas.

- Mami. Mamá.

La pelea en el fondo se detuvo, y su mamá volvió a ponerle atención a la pantalla.

- Discúlpame cachorrita.

- Está bien. Y no te preocupes mamá. Ahí hemos hecho algo así como un pacto para no pisarnos los dedos entre nosotras.

Y era cierto. Si ella y Catalina se habían dicho 10 palabras en la semana que acababa de pasar, eran muchas. Se tenían que sentar juntas a la mesa por lo menos dos veces al día, pero con Mirco y Julieta (y a veces Zaira) para amortiguar el contacto entre ellas, el escándalo del primer día no se había repetido.

- Está bien mi amor, menos mal. Ay, pero lo que yo necesito es que estos días que faltan pasen rápido para poderte volver a ver.

- Ya casi mamá, ya casi.

Una cabeza se asomó por la puerta más cercana, y un hombre joven con una diadema como de controlador aéreo le hizo gestos.

- Bueno, ya me están llamando. Un beso. Me saludan a Vicente.

- Claro mi niña, cuenta con ello.

A Daisy le quemaba una pregunta en la lengua. Miró a su mamá, luego al sujeto en la puerta, y apretó duro los labios. No voy a preguntar, no voy a preguntar...

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⏰ Last updated: Dec 02, 2019 ⏰

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Chica Vampiro: Daisy y La Paradoja de TeseoWhere stories live. Discover now