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Ese toque navideño decoraba las calles de todo el pueblo. Los árboles llevaban diversos adornos, los colores cálidos predominaban en los hogares. La nieve se acumulaba en los techos de las construcciones, el clima era capaz de dejarte estático de por vida.

Aún faltaban varios días para navidad, unos tres o cuatro. Wooseok ayudaba a sus padres adornando cada rincón de su hogar; guirnaldas y pequeñas figuras relacionadas a sus creencias.

Transportaba cajas de cartón, desde el ático hacia la sala de estar. Se movía rápido, ya que sabía que lo debían estar esperando fuera. Observó por la ventana y, efectivamente, ahí estaba. Mirando a la puerta, con esa sonrisa tan brillante que lo caracterizaba, ese aspecto desarreglado que tanto amaba de él. Su presencia, él se notaba siempre, no importaba donde fuera.

— Alguien está esperándome — Su mirada conectó con la de su padre. — ¿Puedo salir unos minutos?

— Te quiero aquí en menos de dos horas, tengo asuntos pendientes para hablar contigo. — El mayor volvió a sentarse en el sofá del salón, mientras abría el diario local del día.

Wooseok sonrió atontado y dio rápidos pasos hacia su habitación. Una vez allí tomó un abrigo, una bufanda que combinaba con su atuendo y una boina amarronada.
Se veía bien a su parecer.
Se llevó un juego de llaves y salió de la habitación. Luego observó por la ventana y, él seguía allí. Muriendo de frío solo para verlo unos pocos minutos.

Kim corrió el pestillo dorado de la puerta de su hogar, luego giró el pomo de la misma y la abrió, encontrándose con el mismísimo amor de su vida frente a sus vulnerables ojos. Una brisa cargada de frío abrazó su cuerpo, él se congeló.

— Hola. — Él sonrió, luego observó el resto de la calle y finalmente a él. — Luces bien.

— Hola, Jinhyuk. ¿Cómo dormiste? ¿Ya desayunaste? — El más bajo se acercó a él y le besó ambas mejillas, siendo educado. — Tengo dos horas libres.

— Dormí bien, no desayuné porque no quise perder más tiempo para verte. — El más bajo se sonrojó. — Hay que aprovechar esas dos horas.

Wooseok asintió con su cabeza repetidas veces. Sus manos se colaron en los bolsillos de su pareja y esta rió.

— ¿Tienes frío? — el más grande lo atrajo hacia él. — Pequeñito, ¿Quieres mi sudadera? Yo estoy bien.

— No, descuida. Solo es un pretexto para abrazarte.

El más alto rió y besó su frente, mientras se dirigían a quién sabe dónde.

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no sé que vaya a salir de esto, pero la idea es que no se alargue mucho ><

PARANOIA ★ WEI + WOOSHINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora