O n e

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-h u e l g a-

El oscuro manto de la noche cubría Gótica, mientras los pequeños copos de nieve caían cuidadosamente del cielo para revestir las calles de blanco, dando inicio al invierno y anunciando la próxima Navidad. Extraña o afortunadamente el justiciero por defecto de la ciudad no se encontraba activo. En su lugar el hombre detrás de la amenazante máscara de Batman, Bruce Wayne estaba en una aburrida fiesta.

Rodeado de ricos y adineradas bebía una copa de Champaña, mientras miraba como las parejas bailaban en el medio del salón, su mano izquierda estaba resguardada en los bolsillos de su pantalón, dejando ver solamente un costoso y lindo Rolex negro. La fiesta había sido organizada bajo la excusa de ser "para caridad", aunque el dueño y director de Wayne Enterprises sabía bien que no iban a dar ni un maldito dólar a los más necesitados. Pero ¿qué lo hacía diferente de todos esos millonarios egoístas? ¿Ser Batman y regirse por lo que él creía justo? ¿Ser caritativo y ayudar en lo máximo que se pudiera a la ciudad? Sin duda él no lo sabía.

Desde hace días que se hallaba confundido, o más bien fastidiado de llevar una agobiante doble vida, ya se preocupaba menos por salir todas las noches a impartir su "justicia" por la calles, prefería quedarse a dormir, trabajar como se debe en su empresa, platicar con Alfred o simplemente ver películas o series, tenía por fin que darle un uso al Netflix ¿No?. ¿Por qué le pasaba eso? La gente de Gótica no era conocida por ser precisamente la más amable, y Bruce no era el tipo de hombre que tuviera mucha paciencia, y ya se encontraba cansado del odio que Batman recibía por televisión, radio  incluso al ir por las calles, ya llevaba más de tres años jugando al policía malo, ya había recibido varios golpes, tenía cicatrices, moretones y ya comenzaba a molestarle que la gente le agradeciera tan poco.

Él había jurado no darle importancia a la opinión de la gente y proteger la ciudad pero, eran tal malagradecidos con él, con Batman que ya no lo soportaba, no soportaba no dormir por la noches, recibir golpes y arriesgar su vida por personas que lo odiaban. Y tal había sido su molestia que había aceptado la invitación a una fiesta aburrida y sosa con tal de no salir una vez más, él estaba en una clase de huelga de la que solo él tenía el conocimiento. Había dejado a la población de Gótica en las garras del crimen, "Bah, para algo sirven los policías" pensaba pero, luego su conciencia le recordaba que ellos eran un departamento corrupto y por lo tanto inservible "¿Y?, No es problema mío" y aquellos pensamientos eran los que lo ponían en duda ya que, claro él era millonario tenía lo que quería sin importarle el precio, pero ¿qué hay de los más necesitados en Gótica?.

  - ¡Señor Wayne!-exclamó con alegría una voz gruesa y notablemente más mayor que sacó de sus pensamientos al millonario-

  - Comisionado-devolvió el saludo y se giró con una sonrisa para después estrechar la mano del mencionado-un gusto verlo por aquí, ¿cómo ha estado?

  - Muy bien, gracias-respondió el hombre con la misma sonrisa-es una sorpresa verlo por aquí, señor, normalmente alguien viene en su representación.

  - Decidí darme un respiro del trabajo-rió levemente, sintió una carga irse al decir aquello, ya que de alguna manera daba a conocer su difícil desición sin decir nada al mismo tiempo, también lo comentaba con alguien que no era Alfred lo cual era aún más relajante-¿cómo está su familia?

  - ¿Mi niña? Muy bien en realidad-contestó nuevamente sonriendo más ampliamente gracias al recuerdo de su pequeña princesa-es una jovencita muy curiosa, así que a veces me acompaña al trabajo, ya sabe, le gustaría ser policía también.

- Juego Asesino - Batman x Joker-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora