Emely Rivers era la mediana de 5 hermanos, su padre era capataz a tiempo completo en un rancho cercano y su madre trabajaba a tiempo parcial como dependienta en un pequeño supermercado.
Nunca se habían podido quejar de que les faltara comida en el plato, pero desde muy pequeña su padre se lo había dejado claro, ellos no podían permitirse mandar a todos sus hijos a la universidad, su hermano mayor Daniel, había renunciado a ese sueño comenzado a trabajar en el rancho con su padre, al igual que su hermana Maddie, que había renunciado a la universidad, por ser una ama de casa y tener dos hijos a la corta edad de 22 años.
Pero Emely era distinta, ella siempre había soñado con ser médico, lo había deseado con todas sus fuerzas desde la muerte de su abuela Susan cuando apenas tenia 8 años, para Emely, ser médico era una promesa, y estaba dispuesta a todo con tal de cumplirla.
UCLA concedía muy pocas becas para estudiantes con notas sobresalientes, era tan complicado entrar que solo el 5% de las personas que solicitaban una plaza de becados conseguía una, así que mientras los días pasaban, Emely perdía la esperanza de haber sido aceptada. Las clases comenzarían en primavera, y para eso solo faltaban dos semanas, el plazo de matriculación quedaría cerrado en pocos días y la frustración de Emely crecía por momentos.
Había sido una ilusa por no tener un plan B, había soñado tanto con UCLA que jamás consideró la opción de no ser aceptada, y ya no había vuelta atrás, todas las universidades habían cerrado el plazo de solicitud, y los sueños de Emely cada vez se veían más lejanos, ya se veía haciendo turnos a tiempo completo en el restaurante de comida rápida del pueblo, y eso solo la daba cada vez más ansiedad, Emely había estado dando todo de sí misma durante los últimos 4 años como para quedar fuera, debía ser un error.
Revisó su correo una vez más, era imposible que ni siquiera recibiera un misero correo para darle la patada y decirle que solo era una niña pueblerina ingenua que jamás pisaría California, que acabaría casándose con un vaquero estúpido y que estaría condenada a una vida de casa y bebés.
El correo no llegó hasta cuatro días después, y devastada, Emely contempló un documento de aceptación, sus esfuerzos habían servido de algo, UCLA era su destino, acompañada de unas prácticas en el hospital Mercy desde el primer año.
Sin pensarlo, comenzó a preparar todo para su partida, no podía creer que sería la primera Rivers en salir de Tennessee y hacer algo con su vida, la facultad de medicina la estaba esperando, y con ella, las decisiones más difíciles y el mundo más oscuro que jamás imaginó en su vida.
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Medical Love
RomanceLa vida no se lo había puesto fácil a Emely Rivers, venía de un entorno humilde de lo profundo de Tennessee, había luchado muy duro durante toda su vida, siempre se lo habían dejado claro, ella no era una niña rica de la parte cara de la ciudad, nad...