Escucho el sonido de mi teléfono, empiezo a gruñir maldita alarma, y maldito estrés que voy sintiendo. Hoy por fin es viernes, y estoy sintiéndome bien con la rutina que he estado siguiendo.
Escuela, almorzar, escuela, biblioteca, tarea, comer y dormir. No me ha dado tiempo de pensar en cosas absurdas, lo cual agradezco
Se detiene el sonido, suspiro. ¡por fin! Me vuelvo acomodar dentro de mis cobijas.
Aun cuando se que la otra no tardara en sonar, soy de esas personas que ponen cientos de alarmas por si las dudas, claro.
Así que de nuevo suena.
Siento una almohada sobre mi cabeza.
— Apaga ese maldito teléfono— Grita Ivet. Y en verdad golpeare a Otto porque el muy tonto pudo prevenirme que compartir cuarto con su hermana no era una buena idea.
Aún recuerdo cuando Ivet lo planteo, el cuarto de residentes es para tres personas, al menos tendría a alguien conocido.
Acepte, no me pareció mala idea, aún recuerdo a todos se riéndose. Debí preguntar.
Y debí sospecharlo, porque Ivet habla demasiado y a veces tiene cada locura.
Vuelve a sonar mi teléfono y es cuando estoy un poco más despierta que comprendo que esa no es mi alarma, es el tono de llamada de mi mamá.
Así que contesto rápido.
— Hola.
— ¿Dónde está Otto? — Pregunta mi madre. Y frunzo el ceño, miro mi teléfono y son las 7:15 A.M., hoy entro a las 9:50. Muy bien no empieces de irritada Virginia podemos controlarnos, es mi madre, no las tontas compañeras de edificio.
— Romina, no sé dónde está, a lo mejor está en clase. — digo, bueno puede que si este enfadada por despertarme, me recuesto en mi cama.
— Te lo dejare pasar— dice mi mamá, me remuevo tratando de acomodarme en la cama. — ya intenté llamarlo y no me contesta, así que, por el bien de él, te levantaras de tu hermosa cama... — hermosa cama, por dios si ya siento uno que otro resorte. — e iras a ver a Otto y le dirás que tiene que cumplir su promesa. Hoy es la fecha límite, tu papa está a una raya de que explote si le vuelven a decir que no está en la oficina entendido. —
— No sé bien de que me hablas.
— De tu futuro. Así que muévete.
Empiezo a patalear las cobijas mientras grito silenciosamente.
Y luego grito de verdad, al observar a mi otra compañera de cuarto parada a lado mío.
Dios esta chica, tiene problemas de sonambulismo.
Se llama Cristina, va en cuarto año de medicina y su cabello es negro y demasiado largo, por lo que entenderán mi susto.
La primera vez que la vimos de esa manera enfrente de nuestra cama, saltamos como locas y despertamos a medio edificio.
Por cierto, ¿de qué harán estos edificios, de hojas de papel? Porque todo se escucha, las pláticas, la música y otros sonidos que es mejor no recordarlos.
—Nadie me deja dormir. — se queja Ivet mientras se levanta y va hacia Cristina mientras la lleva hacia su cama, la recuesta y la arropa.
Todo parece ir normal en su camino a la cama, pero escuchamos el retumbar de las paredes con música electrónica.
No digo nada, aun cuando veo que Ivet jala la bocina cerca de la pared donde se escucha el ruido para ella poner su música, aunque sea la misma.
Bendita la hora en que compramos esa bocina. Y aun no entiendo cómo es que me deje convencer.
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El honor de tocarte.
RomanceSinopsis: Virginia. Le gusta dar honor a su apellido Maldonado, le gusta comportarse arrogante y le gusta reservarse. Y, por cierto, odia sus manos. Otto. Es el mayor de los quintillizos Carrasco. Es inteligente, amable e impone respeto. Y casi si...