Día 1

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- Vas tarde Draco - la voz de Blaise provenía de la segunda planta, su mansión era amplia pero jamás como Malfoy manor, hacía ya años ambos se mudaron a una casona que ambos pudieran costear con su negocio de medicina para muggles, la casa era sin duda hermosa, ambos la decoraron a su gusto, lejos de todo lo acontecido en el mundo mágico, olvidándose por completo de él, ambos eran felices con la vida que habían obtenido... trabajando duro con sus habilidades y formando un negocio próspero, no se podía negar la buena disposición de la casa, se encontraba en un prado relativamente cercano a la ciudad, tenía un hechizo que hacía que una de las habitaciones diera directo con el mundo muggle, haciéndola aparentar una "farmacia", en realidad algo así como una casa de remedios caseros y naturales

- Lo sé, pero es que anoche no dormí bien... todo por los gemidos de perra que pegaba tu noviesita - la voz irritada del rubio confirmaba la falta de descanso - te advierto, la traes a tirar una vez más y no silencias tu habitación, voy a lanzarla por la ventana

- Vale, prometo que no volverá a pasar

- Eso espero, porque realmente no tengo ánimo de caldear mi ira, en serio Blaise - inspeccionó que todo estuviera en su lugar, el inventario, los estantes, las fechas de caducidad, los detalles, las sales minerales y demás productos a parte de la medicina, hasta su reloj de ardilla que colgaba en la pared, todo parecía a prueba de muggles, una vez satisfecho y aún en pijama se dispuso a desayunar, un único elfo atendía todas las necesidades de ambos

- Bien, suéltalo ya - Blaise como siempre alegre comía su desayuno con entusiasmo

- Solo es una cita para el ministerio, quieren que averigüe la aplicación de un veneno, además por mucho que no lo quieras creer... ya no me interesa usar una varita, puedo volar en escoba, es suficiente para mi 

- Draco... -

- Lo digo muy en serio Blaise, me siento feliz con la vida que llevamos aquí, por Salazar, hasta me da gusto despertar por los gemidos de tus amantes, esta vida tranquila me gusta mucho, ya no soy de liarme a hechizos con nadie, me gusta la tranquilidad de mi trabajo, atender muggles incluso se me hace divertido, no te mortifiques por algo que hace mucho superé

- Pero...-

- Blaise, ya déjalo así, tengo que irme a la ciudad en el carruaje de una vez, debo ver al jefe de la división de investigación de los autores, al parecer alguien envenena a sus víctimas

- Tengo un mal presentimiento, no vayas

- Blaise, si lo que temes es que alguien se burle, tranquilo, que llevo mis audífonos

- Por lo menos ve en auto

- Blaise, en serio me gusta oír los cascos del caballo golpear en suelo, además es muy relajante, estaré bien, tú ve a tirarte a Jared de una vez

De camino a la ciudad notó que nada había cambiado, las tiendas, los edificios, todo parecía normal, vestido elegantemente bajo del carruaje, le señaló al elfo que ahora hacia de cochero, dónde debía esperar,  camino con la música a tope por sus audífonos y entró al ministerio por la puerta grande, no debía preguntar, era hijo de Lucius después de todo, encontró la oficina rápidamente, una vez dentro le indicaron dónde era el centro de operaciones de los aurores, sin una pisca de entusiasmo camino hacia el edificio, una vez allí un aprendiz lo saludó efusivamente y lo guió al laboratorio, le permitieron llevarse una pequeña muestra, nada digno para matar pero si para estudiar, el lugar estaba lleno de cadáveres, pero luego de la guerra ya nada le perturbaba

- Malfoy - esa voz si lo hacía, se giró lentamente y observó al pelirrojo con una sonrisa burlona - ¿qué hace el hurón saltarín por esta zona?

- Buena mañana señor Weasley, creo que siendo usted el superior debería saber cuál es mi función aquí - logró hacerlo ruborizar de vergüenza, mientras el resto de aurores reía

- Olvidaba esa manera tuya de hablar - esa era otra voz que le producía migraña, se giró de nuevo y lo vio una micra, antes de que su boca contestara por si sola

- Olvidaba esa facha tuya de vestir Potter - efectivamente Potter estaba terrible, la camisa saliendo de los pantalones, la ahora túnica del cuerpo de aurores arrugada en el cuello

- Como siempre es un gusto verte Malfoy - respondió el moreno, no distinguió el sarcasmo de lo convencional, tal vez Potter si había evolucionado

- El gusto es todo tuyo - sin darle tiempo a contestar abandonó el edificio con las risas del resto de aurores de fondo, algo molesto y frunciendo un poco el seño, camino hacia su carruaje, el aprendiz se despidió en una reverencia, pero él le tendió la mano - ¿cuál es tu nombre?

- Teddy, digo Tedd Lupin... digo Edward Lupin - el niño no parecía pasar de los veintiuno, tenía el cabello castaño, algo descuidado y se parecía en algo a Lupin, sorprendido observo el anillo en su dedo

- ¿Estás casado? - aquello descolocó completamente al castaño 

- No, es un anillo de compromiso de mentira - la voz era inocente y sin malicia, criado por Weasleys no se podía esperar menos - aún no se lo pido, esperaré que cumpla diecinueve

- Bien, tenemos un año - confundido era observado por "Teddy" - bien Edward - aunque una mueca adorno su rostro cuando su nombre salió, no dejó de escucharlo - no me conoces, mi nombre es Draco Lucius Malfoy Black, técnicamente se podría decir que soy tu tío, ese no es tu color de cabello, cámbialo - Draco estaba furioso, convirtieron a un Black en estropajo, aunque no le tenía mucho aprecio al apellido se trataba de su sangre, "Teddy" volvió a su moreno natural - necesitas conocer del mundo Edward, yo te lo mostraré como es, sé que no somos cercanos pero me hierve la sangre de muchas maneras tu crianza - y por primera vez en muchos años abrazó a alguien - mi casa es tu casa, puedes venir cuando gustes, cuando te plazca podemos hablar de aquello que no puedes hablar con "tu familia"

Presuroso, el rubio aún ardiendo en cólera se subió al carruaje, al girarse observo al par de ojos avellana observarlo a la distancia, parado en la vereda lo miraba un "Teddy" Lupin

Lo que Draco ignoraba completamente era el hecho que alguien más había oído atentamente su nombre y la invitación

Pequeña Mierda HARCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora