Kim Seokjin, un chico de 19 años proveniente de una familia muy humilde, vivía en una de las zonas más pobres de Gwacheon. Jin era conocido por ser una de las personas más generosas que jamás haya existido, pues a pesar de carecer de recursos económicos siempre ayudaba a quien más lo necesitaba, aún si eso implicaba no comer por varios días
Tenía un corazón tan puro y suave, que algunas personas se habían aprovechado de él, de su bondad. Pero él simplemente no hacía nada
Tendrán sus razones
Pensaba
Pobre Seokjin. Eres muy inocente para este mundo
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Un Seokjin muy feliz y con ánimos se levantaba de un brinco de su cama, hoy era el día que tanto había esperado por semanas
Por fin darían los resultados de quienes habían quedado en la universidad en la que él con mucho esfuerzo y sacrificio se había inscrito, claro, con ayuda de su madre, la única persona que le quedaba en este mundo
Se colocó su sandalias un poco desgastadas, para seguido ir a su pequeño pero abastecedor baño, donde lavó su rostro con agua fría. Su casa era algo pequeña pero muy acogedora, así que en algunos segundos ya se encontraba en la cocina, su madre se encontraba ahí preparando un delicioso y sencillo desayuno para ella y su hijo
—Buenos días mami—Canturreó dejando un beso en su mejilla
—¿A qué se debe tanta felicidad?—Preguntó extrañada y contagiándose de la alegría del menor
—¿Acaso no puedo consentir a la mujer más maravillosa del mundo mundial?—Bromeó sin quitar su reluciente sonrisa
—Jinie—Advirtió su madre
—Bien, bien, tú ganas—Soltó una risa —¡Hoy dan los resultados de la universidad!—Chilló alegré
Ambos comenzaron a gritar entrelazando sus manos y dando saltitos
—Estoy segura que quedarás, te preparaste muy bien—Tomó entre sus manos las mejillas de Seok viéndolo con ternura
—Eso espero—Suspiró—¡cierto! Tengo que comprar el periódico—Puchereo causando que su madre riera por tan repentino cambio de ánimo
En menos de un minuto ya se encontraba corriendo hacía el puesto más cercano de periódicos y revistas. Así como llegó con la misma regresó a su hogar, no quiso leer la lista ya que quería hacerlo junto a su madre
Al llegar, el desayuno estaba servido
—Hijo, desayunemos primero, no quiero que te desmayes por los resultados—Inquirió
