Capitulo Unico

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Era una mañana fresca en el santuario, significaba que era primavera, ya todo los aspirantes a caballero se encontraban entrenando, pero cierto adolescente de 15 años, se encontraba en su cuarto sentado en su escritorio el cual estaba lleno de bolas de papel y algunas cayendo en el suelo.

-¡Maldición!-decía el joven volviendo a hacer bola el papel y tirarlo a quien sabe donde-¡¿Porque están difícil escribir una maldita carta?!-dijo con frustración.

Luego de eso se quedó pensando unos momentos en como escribir la carta, estuvo en diferentes posiciones en el escritorio, intento estar de cabeza para hacer que la sangre vaya a su cerebro, hasta medito y cuando estaba apunto de escribir la carta, la puerta se abrió interrumpiendo su concentración.

-Kanon-llamó un joven muy parecido al peli-azul dejando ver que era su hermano.

-¿Que quieres Saga? estoy ocupado-dijo molesto ya que por fin tenía la idea y lo olvido.

-¿En que? ¿En tirar por las escaleras del coliseo, mirando de vez en cuando el cielo nocturno.

-Demonios ¿Pero que diablos hago?-se preguntaba mientras se rascaba con desesperación la cabeza-No puedo creer que halla hecho eso, es mejor que le diga la verdad a Aioros-.

-Que débil ¿En Serio permitirás que tu hermanito te quite lo que es tuyo?-dijo una voz en un susurro.

-¡¿Quien dijo eso?!-.

Miro por todos lados intentando encontrar a esa persona, al no ver a nadie se quedó estático, no entendía qué le pasaba, esa voz fue la misma que…

-Saga-.

Su mente quedo en blanco al escuchar esa voz, volteo a ver a Aioros, el cual lo miraba con una mirada amorosa y una bella sonrisa, quedó perdido en esos ojos azules verdosos, olvidando por un instante lo que pasó.

-Aioros...yo…-no sabia que decir estaba perdido.

-Yo...la verdad siempre he sentido algo por ti, desde que nos conocemos algo de ti me cautivo...pero…-.

-¿Pero?-.

-Había otra persona…-dijo avergonzado, mientras que el peli-azul ensombreció la mirada-Pero al leer esta carta y ver que mis sentimientos son correspondidos por ti, sentí una hermosa felicidad que no se como explicarla, y más por saber que esta carta venía de ti-. 

-Entonces…¿Tu?-.

-Te amo Saga de geminis-dijo con una enorme sonrisa mientras sus mejillas tomaban un color rojo más fuerte.

Simplemente lo olvido, olvido porque quería retroceder, porque esto estaba mal, porque esto no tenía que ser, olvido algo fundamental para todo esto, que la carta no era suya.

Olvidando todo aquello tomó las mejillas de Aioros y lo beso, un beso tierno, lleno de amor, puede que sea inexperto porque era la primera vez para ambos, pero aun así el castaño correspondió con gusto, rodeo sus brazos en el cuello del géminis mayor, mientras que el lo rodeaba sus brazos en su cintura.

Se separaron por falta de aire, se miraron entre sí y juntaron sus frentes, los ojos pardo y azules verdosos chocaron mezclados entre sí, se sonrieron con amor, abrazados, olvidando todo, solo ellos dos existían esta noche.

….

Ya era de mañana, todos los aspirantes de caballeros se encontraban entrenando, incluso Kanon que para sorpresa de todos se encontraba entrenando dando lagartijas mientras cajas de madera se encontraban en su espalda.

-¿Porque esta asi?-pregunto Mu de 7 años viendo como Aldebarán contaba las lagartijas que hacia el géminis menor.

-El patriarca lo castigo por faltar a los entrenamientos-le contestó Shaka de 8 años.

-48...49...50…-contaba el tauro junto a Milo que se unio tambien.

-Por Cierto ¿Donde esta Aioros?-preguntó Aioria.

-No lo he visto, tampoco a Saga-hablo el cordero.

-Hey Kanon ¿Sabes algo?-preguntó Camus de 8 años.

-No lo se estuve aquí desde temprano y no tome atención en Saga-.

Y aunque no le interese su gemelo se le hacía extraño que no apareciera, tampoco Aioros, tenía que acabar rápido con el entrenamiento para entregarle la carta, ya no podía aplazarlo más.

-Perdon por la tardanza chicos-dijo Aioros apareciendo en el coliseo junto con Saga.

Era algo normal que ellos dos aparecieran juntos o el sagitario junto con el otro géminis, pero no era común que los dos estuvieron agarrados de la mano.

Al ver eso todos quedaron sorprendidos, mientras que Kanon caía al piso junto las demás cajas sin creer lo que sus ojos veían.

-Ah….¿Porque están tomados de la mano?-preguntó Shura de 12 años.

-Creo que es algo obvio-dijo Afrodita de 12 años con una sonrisa.

-No me digan que ustedes….-Milo no pudo terminar por la impresión.

-Somos pareja-dijeron avergonzados mientras miraban a otro lado con un fuerte sonrojo.

Rápidamente todos los niños los rodearon para saber cómo había ocurrido eso, sobretodo Aioria que no quería que ningún malvado le quitara a su hermano, según el.

-¡¿Cuando ocurrió todos eso?! ¡Quiero una explicación!-exige el león.

-Bueno ocurrió en la medianoche, Saga me había entregado esta carta donde decía sus sentimientos-dijo el castaño sacando la carta.

-¿Una carta? Valla Saga no sabia que eras tan romántico-se burló Angelo.

-Callate cangrejo-.

Todos estaban tan concentrados en la joven pareja que no notaron a Kanon que no podía creer que lo que sus ojos veían, ¿Su hermano lo traicionó de esa manera? ¿Así de lejos iba a llegar para tener el amor de sagitario? Aún incrédulo salió corriendo de ahí, no podía, simplemente no podía, si le decía Aioros la verdad ¿Dejará a Saga? ¿Cambiaría de opinión? ¿Habría alguna diferencia?

Llego aun lugar lejano al santuario entrando al bosque, estaba desierto, no sentia ningun cosmos en la redonda y ahí fue donde se quebró.

Lloro, grito, rompió con todo, destrozó árboles, golpeo rocas, golpeó el suelo quedando enormes caracteres ahí, se deshago todo lo que llevaba adentro, tristeza, frustración, enojo y odio, todo lo saco ahi mismo, completamente solo.

Después de un largo rato para, respiraba con dificultad, sus ojos rojos hinchados le ardían igual que su garganta de tanto gritar, sus nudillos estaban destrozados y algunas gotas de sangre salían de sus manos.

-Te odio Saga, aunque lo niegues ahora comprendo que yo no soy el unico villano aqui-decia a la nada-Tu eres peor que yo-.

Suspiro con cansancio, decidió volver a su casa para arreglarse y no dejar ver todo lo que pasó, luego idearia una excusa por su ausencia.

No muy lejos de ahí en una de las ramas de los árboles, escondida entre las hojas, la diosa Kler miraba todo eso con una sonrisa divertida en sus labios.

-¿Quién lo diría?-dijo burlona-Mi pequeña broma salió mejor de lo que esperaba...Me pregunto ¿Que tan lejos llegará eso dos demonios para tener el amor de su ángel?-.

Fin

La carta nunca fue de él  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora