ᵉ ⁿ ᵗ ᵒ ᵈ ᵒ

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Y así pasaron algunos días sin saber nada él uno del otro. Casi hasta sé olvidan de ello, al ser niños, juguetones y olvidadizos con tantas cosas que hacen en un día, bueno, unos más que otros.

En esos días, YoonGi sé dedicaba a estar en su cuarto jugando con sus juguetes, o también salir con su familia o quemar hormigas con una lupa en su patio trasero. Ya saben, lo normal.

De vez en cuanto salía al parque pero no duraba ni dos minutos y sé aburría y sé regresaba a su casa. Quizá muy en el fondo esperaba que volviera ese raro y alegre niño para poder jugar juntos de nuevo, pero la paciencia es algo que YoonGi no tiene mucho que digamos.

Él no suele salir casi nunca de su casa por voluntad propia, no es que no le guste, sino que no se le pasa por la cabeza y se queda viendo televisión, pintando y diversas cosas, todo con una cara aburrida y cansada de las interminables vacaciones de verano.

Algo que realmente lo haría feliz y ponerlo eufórico, es la idea de volver ir a un parque de atracciones desde su primera vez hacia ya tiempo, sentir magnificado ese sentimiento de estar a las alturas es algo que le llama, la adrenalina y el miedo, la fascinación, son emociones que ama sentir y todo ello se puede lograr en uno de estos parques.

Se prometía algún día volver a ir.

Pensando en todo ello se encontraba un adorable y pequeño YoonGi en su patio trasero, agachado observando el verdoso pasto y toda la extensión que este recorría en ese terreno, jugando desinteresadamente con este entre sus dedos sintiendo el aire chocar contra si mismo, pasando así toda la mañana.

Ese día se observaba nublado, frío, desolado y para el azabache se veía triste. Definitivamente no le gustaban esos días.

Aburrido dejó que sus pasos lo guiaran hacia el patio delantero, por una especie de angosto pasillo a los costados de la gran casa. Veía el cielo, veía el suelo, las blancas paredes deterioradas, la naturaleza mientras iba sintiendo frío a pesar de la no tan fina tela que poseía en esos instantes.

Y luego de días, pudo observar nuevamente a ese persistente y brillante niño a lo lejos sonreírle dulcemente.

La puerta se hallaba abierta, no había nadie, y sin pensar mucho y en busca de quitarse el aburrimiento, cruzó las barreras y salió en su encuentro.

Se fue acercando al contrario y sonrió al verle. El rubio se levantó de su sitio y fue dando saltitos donde el azabache animadamente.- ¡Te estaba esperando! Ven, ¡Vamos, Yoonnie!

-¿Yoonnie?- Repitió confuso por el inusual y repentino apodo.

-Es lindo, ¿No?- Hablo abrazándolo con confianza por arriba de sus hombros quien se limitó a sonrirle, dando pequeños saltitos mientras se direccionaban hacia los juegos.

Y así fue como ambos pequeños amigos fueron a subirse a su juego entre risas y anécdotas del laaargo tiempo según JiMin en que no se habían visto.

➷ シーソー ; ᵐʸ + ᵖʲDonde viven las historias. Descúbrelo ahora