En tus labios

Vuelo

Ese 03 de noviembre de 2005 marco el inicio de una nueva vida para mí, con más miedo que valor comencé una travesía a lo desconocido, por un momento pensé en dejar la cosas como estaban y pensar que solo era una quimera, sin embargo un deseo mas fuerte me impulso a seguir y estar más decido que nunca. Jamás le conté el plan a mi familia porque sé que se burlan de mis locuras y no me tomarían enserio, no me despedí de Panchita mi perrita ya que si lo hacía me iba a seguir todo el camino, el único que me vio salir del pueblo fue Don Cheque y eso por su obsesión a madrugar a las 03:00 am todos los días, muy a pesar de ser un loco me dió animos a seguir y que tuviera cuidado con "Valentín", en ese instante no entendí sus palabras.

Con un frío que calaba hasta los huesos espere abordar el avión que me llevaría a México, para mí sopresa el vuelo se pospuso al día siguiente por fallas técnicas en los aviones y no me quedo de otra más que esperar, durante el tiempo que espere en el avión conocí a una pareja de novios muy amable los cuales me dijeron estas palabras - si por alguna necesitas apoyo en nuestro país llámanos a este número. Cogí el número y después ellos se desaparecieron entre esa interminable masa de gente que se encontraba en el aeropuerto, nunca imaginé que esas personas me ayudarían mucho en Ensenada. Después de un día que pareció más bien un año y de leer 7 veces "Alicia en el país de las maravillas" se anunció que mi vuelo saldría en 10 minutos, inmediatamente tome mi equipaje y subí al avión sin voltear atrás ,de hacerlo todo hubiera quedado en intento.

Durante el vuelo descubri que le tengo miedo a los aviones, que las turbulencias hacen que me ponga pálido del miedo y que a los jóvenes les encantaban los celulares Sony Ericsson, ahora no oigo hablar de ellos. Fueron unas horas de vuelo fatales para mí, en el transcurso no pude consiliar el sueño pensando en lo que me deparaba el futuro, sabía de antemano que iba a llegar a una tierra desprovisto de dinero y familia, no pensaba en otra cosa que no fuera México.

Una vez que llegamos al aeropuerto mi incertidumbre creció demasiado, en esos instantes me preguntaba ¿A dónde vas a ir?, En esos momentos me di cuenta que las turbulencias del avión no era nada comparado a esa pregunta. Durante algunos minutos le estuve dando vueltas al asunto hasta que por milagro de un ser divino la respuesta cayó del cielo en forma de volante, la primer parada ya estaba decidida, solo era cuestión de conseguir un autobús a Yucatán.

A partir de aquella decisión todo suponía felicidad al mayor... Al menos eso creí yo.