Prólogo

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-¡Por fin! ¡POR FIN!    .-decia yo en mi mente

Me encontraba entrando hacia mi colegio típico de siempre, pero., en esta ocasión todo era diferente. Porque esta vez estaba en secundaria, una etapa nueva para mi, antes de entrar a ella cuando todavía cursaba la primaria, había escuchado reseñas, dichos, historias, toda clase de rumores sobre el grado escolar. De verdad me sentía muy ansiosa de saber como era esa etapa, y de cierta forma, el vivirla.

Pesé a que asistiría a mi mismo colegio donde estudie la primaria, sentía que todo era diferente, que todo iba a cambiar y no sería como antes, eso es lo que aparentemente significaba la secundaria, estába por vivir mis bienaventurados primeros años de adolescente y tenía esa sensación de una transformación tanto interna y externa en mi vida.

Estaba lista para vivir mi nueva vida, de la mejor forma posible, o tal vez no.

Sabía que cuando entraría a la puerta de mi colegio, una nueva etapa me esperaba, una muy diferente y distinta, que de verdad traería cambios demasiado radicales para mi, modificaciones de todo tipo, realmente a partir de entonces...

Las cosas ya no volvieron a ser iguales para mi.

Lo que nadie me dijo o mejor dicho me advirtió, es como en un gran porcentaje, toda esa época de vida fue todo un mal para mi.

Los primeros días de mi educación secundaria lo sentí bastante normales, transcurrieron con total tranquilidad, nada fuera de lo común sucedía, desde el primer día que nos presentamos todos los estudiantes presentes en el grupo, todos los maestros asignados, realmente creía que nada podria salir mal, más sin embargo con el pasar del tiempo, las cosas se fueron trastornando, y con ello empezaron a perder su encanto, en varias semanas de desarrollo de esta época escolar, usualmente como en todo ámbito social empezaron a definirse los sub-grupos, o bueno clanes como podría yo decirles, cada uno de estos tenía a sus respectivos integrantes, por obvias razones aquellos que desdellaron aquel don del liderazgo y la convocatoria fueron marcados como los típicamente populares, y los que movían los hilos en el aula, seguidos de sus compañeros más cercanos y así desencadenando las posiciones, pero lo que si estoy consciente, es que yo quedaba dentro de los últimos lugares, por ende, los sub-grupos no se me dieron, por lo que obviamente quede apartada, esto no me importaba en lo absoluto, la verdad desde hace tiempo en mi educación básica nunca me importo estar sola, así llegue al mundo, así me desarrolle y probablemente así iría a fallecer, por lo que no me afecto ni en lo absoluto estar sola durante aquellos primeros meses de la secundaria, además no estaba sola, había hecho una amiga en ese tiempo, una chica de iguales carácteres intraadjetivos que los míos, tener su amistad me hacía una persona feliz, estar con ella me traía paz y tranquilidad. Desde que pasamos la víspera de adviento navideño en el colegio juntas siempre los momentos a su lado fueron hermosos durante esa época, a pesar del nulo apoyo que recibía socialmente y ni se diga de la carga académica que manejaba ya para entonces, porque eso también fue influenciable en mi vida escolar de entonces, más materias, más trabajos, más responsabilidades, obviamente ya no era la niña tierna y dulce que solía ser en la secundaria, me estaba convirtiendo en toda una adolescente con un mayor desarrollo en sus cualidades físicas e intelectuales, por lo que para ello debía entornarme en un ambiente el cual estimularia y apoyaría esas capacidades y características que comenzaría a adquirir y desarrollar. Sin embargo en el tiempo y lugar asignado para eso, no fue el más grato.

De repente y sin saberlo empecé a ser ataque de agresiones verbales, más adelante se empezó a denotar por un pequeño nivel las físicas, lógicamente por el hecho de que no me sentía respaldada socialmente más que por mi única amiga ayudaba en lo absoluto, siendo así que ella también fue blanco de esas agresiones, sumado a eso que no me podía considerar una genio en los trabajos escolares y responsabilidades académicas, pese a que si era inteligente y dedicada a la escuela, admito que había personas mucho mejores que yo en eso, por lo que el estudio empezó a sentirse una mera carga en una mínima proporción por lo menos

Pesé a eso, mi primer año escolar de la secundaria, podría decirse que paso sin pena ni gloria, nada destacable ni nada que resaltar, salvo que fue eso, mi primer año que no fue ni bueno ni malo. Lo que sí resaltaria es que el siguiente fue todo lo malo que uno podía describir.

Pará este entonces, al comienzo ya todos sabíamos como era el juego, habíamos aprendido mucho del pasado, como era el campo de juego, como se jugaba, quienes eran los jugadores, prácticamente ya no éramos unos novatos como entonces, ya eramos avanzados en esto, dejamos de ser unos niños para seguir creciendo como adolescentes, o al menos así parecia, más sin embargo yo no lo sentía así, y sobre todo por todo lo que se me vino enfrente en aquel tiempo.

Comenzando con la noticia de que mí  amiga se había ido, no en un señalamiento occiso, sino que abandono el colegio, pero sin hacer referencia a la deserción, quiero decir ella se cambió de escuela, ella al parecer no puedo soportar las agresiones físicas y verbales que le llegaban por parte de nuestra aula, desde el año que había pasado, por lo que se fue, por tanto ahora solo me quedaba a mi ser la única conejilla de indias para recibir todos esos ataques, toda el aula se descargo hacia mí, volviendo el lugar más hostil y grotesco de lo que ya era, en definitiva. Viendose así desarrollado el segundo año de esta época escolar, no podía distinguirlo de otra manera, ni por ya una más grande y potente cantidad de trabajos y responsabilidades escolares que aumentaba de nivel, ni por el cambio tan espontáneo de maestros que ahora teníamos asignados, y que, irónicamente, influenciarian mi vida a partir de ese momento, o tal vez en el hecho de que encontraría un arropamiento con personas de otras aulas, si así exactamente, encontraría más que una amistad, una cierta fraternidad con personas de otro salón que no sea el mío y con ellos viviría los raros y mínimos pero confortables momentos de la secundaria, desafortunadamente hablamos de algo que solo podía darse en un promedio de 2 horas a la semana, a comparación de las sesenta y tantas horas que vivía del diario en el averno de mi clase, detallando el aumento a raíz de las agresiones no sólo verbales sino físicas, convirtiéndose cada vez en algo más letal para mí, podría decirse que ya no podía soportarlo, que esto se salía de control y que aparentemente tomarían las riendas de la muerte para escapar de todo el dolor y sufrimiento generado en el colegio. Aunque no fue así, de verdad describiria ese tiempo como todo un sentimiento de tortura y delirio canónico que viví, obteniendo toda clase de daños.

Fue entonces que ¿como es que yo podía soportar y vivir con todo este martirio?

La respuesta justamente al entrar en esta época escolar, desde el mero inicio, y es que conocí la fuente de la vida llamada: literatura.

Los libros, las novelas, los escritos, el mundo de la lectura me empezó a cautivar, pese a tratarse de algo que yo despreciaba y rechazaba en mi niñez, ahora veía con otros ojos a este sitio y todas sus intencionalidades, empece a leer toda clase de lecturas que tenía, me empecé a adentrar en los diversos escritos literarios existentes, toda clase de género, todo tipo de literatura: iberoamericana, universal, oriental, etc. Todo aquel papel que tuviera tinta o lápiz escrito en el, era una fuente de vida para mí, además de ser una fuente, era mi refugio, mi resguardo, aquel mundo preferido al cual viajaba para alejarme de aquel mundo real con su cruel, dura y pesada realidad en la cual yo vivía los días infernales en el lugar más hostil del cual destacaba en los campos educativo y social mi vida.

A pesar de que las vacaciones de invierno, primavera y verano me dan el respiro que necesito, el volver a confrontar todas esas hostilidades donde me sumergía me traían a mi una dosis de ansiedad, estres y hasta depresión, incluso este tercer año en donde actualmente estoy no ha sido la excepción, pese a ser el último año de esta era secundaria, ya he vivido una pesada trayectoria socio-educativa muy aflictiva para mi, por la que si no fuera por mis libros. por el apoyo de miembros ajenos a mi clase, y por supuesto mi familia, yo no sabría con certeza si estuviese escribiendo/contando esto

Yo soy Johana Janet, y esta es mi historia...

Monologo del Cielo Azul Donde viven las historias. Descúbrelo ahora