CAPÍTULO 5: ·TRAVESURA· [Final]

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No tenía el tamaño de Sortilegios Weasley del Callejón Diagon, pero tenía el encanto que lo caracterizaba. Los gemelos se habían esmerado en la remodelación de aquella tienda, tenía los colores vivos y divertidos correctos,  con algunos estantes ya llenos y otros por llenar que suponía sería la mercancía que estaba aún en Dorothy. 

-¿Necesitas ayuda con eso? -Hermione llevaba un par de cajas de saltaclases entres sus brazos, no eran pesadas pero no veía absolutamente nada -. Sí sabes que puedes usar tu varita, ¿verdad? -la cajas levitaron inmediatamente hasta el mostrador por orden silenciosa del pelirrojo.

-Hacer ejercicio no te hará daño.

-¿Crees que lo necesito? -preguntó dando una vuelta sobre sus talones -. Yo creo que no.

-Siempre creí que Draco Malfoy era el único con un ego tan grande como el trasero de un elefante -lo miró de arriba abajo -, pero veo que no eres diferente a él.

-Lo único que nos distingue es que yo sí puedo darme el lujo de estar cerca de ti -la bruja no llegó a entender a qué se refería, pero Fred parecía disfrutar de aquello. Como si se hubiera dado cuenta de algo que hasta ese momento no le había dado mayor importancia -. Ni siquiera Ron lo ha tenido.

-¿Qué tiene que ver Ron en todo esto?

-¿No es obvio? El niño idiota está perdidamente enamorado de ti -comentó como si nada mientras acomodaba un pequeño frasco entre otros tantos del estante frente a él -. ¿Cómo es que no lo habías notado?

-Bueno, no es que no lo haya notado -Fred levantó una ceja al escucharla mas no se dio la vuelta para mirarla a los ojos mientras ella confesaba sus sentimientos, estaba seguro que eso era lo que iba a suceder -. Ron es, bueno él es... -la escuchó suspirar -. No creo que seamos compatibles; lo más seguro es que si quedáramos juntos, por alguna extraña y divina razón, terminaríamos en programas para matrimonios que no son felices. 

-¿Matrimonio? -preguntó esta vez mirándola por encima de su hombro -. ¿En verdad piensas en esas cosas?

-¿Tú no? -preguntó acercándose a las cajas que Fred había dejado sobre el mostrador -. Es algo completamente normal.

-Créeme, no lo es y menos a tu edad -se jactó con indignación -. El matrimonio es complicado, tú misma lo dijiste. Incluso el noviazgo lo es, sólo observa mi relación fallida. Prefiero pensar en alguna -pensó un instante -... travesura y relaciones sin compromisos. Creo que eso iría bien conmigo.

-¿Relaciones sin compromisos? Sí, definitivamente va contigo -Hermione levantó su mirada encontrándose con la de Fred -. ¿Dije algo malo?

-Tiene sentido que pienses en el matrimonio -contestó dándole nuevamente la espalda -, creo que jamás te atreverías a una travesura y es preferible quedarte con lo más seguro y bien visto ante la sociedad.

Hermione quería sentirse ofendida por lo que había escuchado. Aunque, diablos, el imbécil tenía razón. ¿Qué daño hacía un poco de riesgo y adrenalina? ¿A caso no lo había probado ya frente a la guerra? ¿Tan pronto se había olvidado de la sensación de libertad y de que su destino estaba verdaderamente en sus manos y de nadie más? Creo que fue exactamente aquel pensamiento y reproche hacia sí misma lo que alentó a sus pies acercarse, con cierto enojo, hacia el pelirrojo absorto en sus propios y desordenados pensamientos.

El tirón en su hombro para girarlo le provocó un susto de muerte, no había estado preparado para aquello y mucho menos para aquel fogoso beso de Granger que le había quitado el aliento. Su mano sujetaba las solapas de su chaleco, sentía un terrible dolor en la espalda al estar encorvado a la altura de la bruja, pero qué demonios, Merlín sabía cuanto estaba disfrutando aquello.

¿Sería correcto aprovecharse de tal ataque de sinceridad por parte de Hermione? Bueno, la respuesta había llegado tarde, sus brazos ya la habían atraído hacia él juntando aún más sus labios para iniciar una batalla seguramente sin ganadores. Suponía que ninguno estaba pensando en las consecuencias de aquello, cada uno actuaba sin más, Fred cerrando el pestillo de la tienda con su varita, Hermione prácticamente arrancándole la ropa. Llegó un instante, en aquel en el que las cajas de saltaclases yacían en el suelo, Hermione sobre el mostrador, Fred entre sus piernas, en que retroceder ya no era ni siquiera una opción.

¿Travesura? Todas las que pudiera haber en ese mismo instante entre y al rededor de ambos. ¿El cumpleaños del señor Weasley era importante? A esas alturas ya no les importaba un comino. Eso tenía que estar bien, en todo caso cada uno lo merecía, un premio por haber soportado tanta estupidez.  

-Espera -susurró Fred quejándose.

-¿Qué sucede?

-Esto estaba perforando mi espalda -era una bolsita de saltaclases que había volado seguramente de las cajas desordenadas en el suelo en el desenfrenado y apasionado episodio de minutos atrás -. Creo que ya sé porqué las odias tanto.

Hermione no tardó en soltar un carcajada mientras Fred tiraba la bolsita en algún rincón de la tienda para seguir en lo que se había quedado. 

[Fremione] TRAVESURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora