Día 1: Patinaje sobre hielo

233 36 2
                                    

AvAc

— Nunca he intentado esto, Tony. — Steve se aferró al borde de la pista.

— Vamos. Prácticamente tú emergiste del hielo. — Le intentó apartar el castaño.

— No significa que adquirí habilidades por eso. — Frunció el ceño y lentamente se soltó. Perdió ligeramente el equilibrio y después se mantuvo de pie.

— Igual haces cosas más peligrosas en misión. Lo peor que te puede suceder es caerte. — Tony le tomó por el brazo, deslizándose lentamente con el Capitán.

— Esto es peor... — Cerró los ojos mientras Stark reía, pero no se atrevió a soltarle ni en broma.

— Iremos despacio. — Le aseguró. A su alrededor, el resto de los estudiantes patinaba a su ritmo. Algunos riéndose de los primerizos y otros aventurándose al realizar difíciles piruetas.

Steve se reprendió a sí mismo. Sabía lo mucho que Tony amaba patinar. De hecho, era el mejor de la academia. Pero ahora estaba cuidando de que no se resbalara. Tampoco quería herirle rechazando su ayuda, o peor, cayendo sobre él si daba un mal paso.

— Tony... ¿estás de acuerdo con esto? Puedo verte desde la orilla. No creo poder aprender tan deprisa.

Stark le miró con una sonrisa.— Podría estar dando un gran espectáculo en la zona de peligro, pero no hay nada de divertido en eso. — Steve le miró sin comprender y Tony continuó con la explicación.— Quiero pasar tiempo contigo, Rogers cabeza hueca.

Steve se sonrojó y logró detenerse para abrazar a Anthony por la cintura.— Gracias.

Tony se removió un poco entre sus fuertes brazos.— Sí, bueno... para mimos podemos regresar a mi torre. El punto de esto era que aprendieras al menos a darle una vuelta a la pista.

— Lo sé y la verdad prefiero estar a solas contigo. ¿Volvemos?

Tony frunció el ceño a la par que intentaba ocultar un leve sonrojó al acomodarse sobre su hombro.— Está bien. Sólo porque te considero un caso perdido para el patinaje.

El Capitán rió y le llevó consigo fuera de la pista, apresurándose a quitarse los patines.— Te haré chocolate caliente y veremos películas de Navidad. Es mi recompensa por acceder a tus lecciones.

— O mi recompensa por creer que puedes hacerlo.

Ambos rieron, dirigiéndose a la Torre Stark que ya estaba decorada con luces tintineantes.

25 Días para NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora