Prefacio 2

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Era el segundo día estando en ese lugar que no se parecía ni en lo más mínimo a mi habitación. Los médicos junto con mis papás intentaban subirme el ánimo de la mejor manera, me cantaban, leían cuentos, veíamos películas de Disney, mis favoritas. Pero algo no me llenaba, era eso que me carcomía por dentro, un incendio que debilitaba mis fuerzas.

Mi papá, que hombre tan bueno, siempre estuvo ahí para mí. Recuerdo cada una de sus palabras alentadoras... la primera fue al verme triste, sabía cuando lo estaba, tenía esa habilidad de notar mi estado de ánimo en segundos; Si tienes algo que decir, algo que soltar de tu corazón, eso que tanto anhelas gritar a los cuatro vientos... hazlo, toma. Nunca calles, me dijo entregándome un diario. Lo que para mí se volvió mi fuerte.

Ahí decidí escribirte, decidí dedicarte cada hoja por todo el tiempo que estuviese en el hospital. Decidí escribirte a ti que estabas en mi interior, al principio me pareció una locura y las primeras notas estaban llenas de llanto e ira... con el tiempo comprendí que incluso hasta quien te lastima merece una segunda oportunidad, sentía que debía dártela para que también me la dieras a mí.

El nombre Leucemia era muy espantoso, estaba segura que detestabas que te llamaran así.

Jimmy, te coloque.

Dura batallaWhere stories live. Discover now