Al entrar al hospital me advirtieron que no sería tan fácil y sí que tenían razón.
Mis papás están pasando por un mal momento, todo por tu culpa. Gracias a ti, tienen que conseguir mucho dinero para mis medicinas, más de lo que han gastado.
¿Por qué dueles tanto?
En la carta anterior te pedí que dejaras de doler un poco ¿Que acaso no me escuchas? Cada vez que llegas a mi interior todo se arma en llamas. Por las noches estoy un poco más calmada, seguro duermes. Ojala que todos los días durmieras.
¿No escuchas mis llantos? ¿No escuchas mis suplicas? ¡Escúchame por favor!
Quiero dejar de sufrir y que mis papitos sufran por mí, veo que tu no entiendes eso y cada vez me hieres más.
Tú puedes ser bueno pero por favor, te pido que salgas de mi vida.
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