Soy de los que a muy temprana edad y de manera decidida buscaba a la chica linda con quien noviar, me gustaba tener novia y se podría decir que tuve demasiadas. Un poco hacia el final de la secundaria ya pensaba en casarme.
Aunque provengo de una familia muy unida, siendo todavía un adolescente me distancié de la influencia paterna e hice todo lo posible para que se notara que yo era completamente autosuficiente. Fue así como llegué a la universidad.
La presencia de una comunidad en ese espacio universitario me proveyó la primera experiencia de disfrute de la hermandad de la fe. Ese núcleo local era parte de una familia a nivel nacional, que a su vez formaba parte de una red internacional de gran alcance. En los encuentros estudiantiles con compañeros de otra parte la conocí.
Si bien su belleza me distrajo y creí perder la razón con tan solo observar su rostro, desmayarme ante su sonrisa y contemplar sus curvas; fue su coraje, su alegría, su libertad para decir lo que piensa, su inteligencia lo que me llevó a emprender una travesía demencial en procura de su atención. Ya The Beatles cantaban de “un largo y tortuoso camino hacia tu corazón,” y el poeta suramericano reconocía que “el sendero hacia sus labios estaba minado,” así que no me sorprendió que, aparte de su desdén hacia casi todo (cosa común en toda mujer hermosa), había al menos dos decenas de enormes pretendientes que ya la vida había puesto como obstáculos antes que yo me asomara.
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«En Un Rincón De La Memoria»
Short Story"Hay una página en la historia del amor en la que la tinta nunca se seca." Que sean estas palabras tomadas de una canción de Sting las que me permitan compartir algunos episodios de mi historia. En caso de que alguno guste de adelantarse al final y...