~Bienvenido al Infierno~

636 52 4
                                    

"Oh dama de la noche, que con tus ojos tiñes todo de rojo, por aquel hijo que en una noche de tormenta viste nacer, aquel pequeño que tomo en sus manos la vida de una persona por primera vez. El cual proteges con tu manto de muerte y destrucción, en donde aquellas noches de locura, el se entrega a ti, una y otra vez, pidiendo a tus ojos protección"

Luna Reid

Era una noche fría de Diciembre y una joven caminaba entre la oscura calle de vuelta a su casa; sus padres le advirtieron una vez:

─Nunca salgas de noche pues él te puede encontrar y aunque ruegues por tu vida, él no te tendrá piedad, pues su sed de sangre, él quiere saciar.

La chica caminaba a paso veloz como una caminata profesional de atletismo, ya pasaba de media noche y faltaba una cuadra para llegar a su casa, en ese momento sintió que alguien la seguía, su piel se erizo con el frio de la noche y al sentir una fuerte mirada, por instinto volteó a ver si alguien la seguía, pero para su sorpresa no había nadie. Siguió caminando casi corriendo ya, cuando de la nada al intentar ingresar a su casa, alguien le puso un pañuelo sobre su nariz, enseguida ella bajo los efectos del cloroformo quedo dormida.

Al despertar se dio cuenta que estaba en un lugar lleno de cosas como cuchillos, látigos, herramientas de tortura de todo tipo, el olor a humedad se colaba de entre las paredes viejas de aquel lugar, el cual se dio cuenta que era un sótano.

Comenzó a moverse pero se dio cuenta que sus muñecas y sus tobillos estaban amarrados. El frío de la mesa de hierro donde estaba amarrada se hacía notar en su piel desnuda.

Levantó su mirada al sentir que alguien la veía de entre las sombras, era una mirada penetrante, tanto que hacía que ella cayera en desesperación y comenzara a moverse, el chico salió desde donde la veía, no era muy alto, sus cabellos un poco alborotados y color negro azabache, ojos café intenso y cejas pronunciadas, esto hacia que sus ojos se volvieran misteriosos, su sonrisa era más la de un psicópata que una normal, en el podías ver el deseo de experimentar y ver la sangre.

─ ¿Quién eres?

Fue lo primero que salió de la chica al ver como se le acercaba, él solo se dedicó a ver su esbelta figura, delgada, de pechos perfectos, una altura no más de 1.75, pelo largo y ondulado, color castaño, su rostro era fino, con perfectos labios de forma de corazón y ojos color verdes, gracias a los lentes de contacto que llevaba. Ella cada vez se ponía más y más nerviosa.

─No, no sabes, ¿Quién soy yo?

Ella insistía, pero él solo la ignoró, el planeaba con gran detalle qué hacer con tan hermoso cuerpo, quería saber cómo era el interior de aquella mujer de al menos unos 18 años.

─ ¡Kyaaa! ─grito exasperada─. ¡Soy Sunny! Yo te conozco, vas en la misma Universidad que yo─ todavía con desesperación en su tono de voz ella le gritaba.

Después de examinar el cuerpo ajeno, se dirigió hacia una mesa, en ella había muchos artefactos de tortura, mientras escogía cuál de ellos usar, murmuraba para sí mismo un cántico.

─Nunca salgas sólo, puede que él chico del infierno salga y te case como un animal, puede que escuches el desgarrador sonido de tu corazón pedir auxilio, a los ojos que de quien por ti, no tiene piedad.

Una y otra vez murmuraba aquellas palabras, para él era como un rezo de protección, la chica se quedó callada ante lo que escuchaba y el miedo comenzó a hacerse presente.

Vio como él tomaba una pinza de esas que usan para cortar alambres de hierro, esta tenía sangre seca, a lo cual ella comenzó a temblar de miedo, el pánico y la desesperación se apoderó de ella, haciendo que rogara por su vida ante el chico.

─ ¿Que...Que me harás?

Después de casi una hora él habló con una sonrisa torcida media rara, haciendo que ella tuviera mucho más miedo.

─Algo que disfrutarás mucho.

Le contestó con su voz ronca y fría, acercó las pinzas al cuerpo desnudo de ella y delineo cada parte este con ellas. Sin dejar de mirarla y relamiendo sus labios, llevo dos dedos a la boca de ella.

Sin más pensarlo y por reacción ella lo mordió con fuerza, él quito sus dedos con rapidez como reacción de ello, le dio un golpe a puño cerrado en la cara, esto hizo que ella sangrara de nariz y labios, su vista se nublo, casi quedando inconsciente.

Volvió hacer la misma acción con sus dedos, acercó las pinzas a los dientes de ella, y así fue quitando uno a uno sus hermosos dientes. Si bien la tortura era algo que le excitaba a él y ver el sufrimiento mental en el que se debatía la chica, lo incitaba a seguir con ello.

Al terminar, ella lloraba y retorcía su cuerpo de dolor, su boca llena de sangre y él sentía satisfacción al verla, de alguna forma eso era algo excitante y divertido.

─ Linda.

Le dijo en un susurro mientras tomaba una botella llena de un líquido peligro-Bienvenida al infierno-le dijo una vez estando frente a ella y viendo como ella casi quedaba inconsciente de nuevo le roció en todo el cuerpo el líquido aquel, sin bien eso era ácido, el cual al contacto con la piel empezó a quemarla.

Ella en su mente se preguntaba ¿por qué yo? Y rezaba por su vida. Aquella escena de dolor era hermosa e inexplicable para él, dejo de lado la botella y tomo un serrucho, este era lo último método que tenía para ella, para llevarla al fin de sus días.

─Sabes ─ volvió a hablar ─. Te prometo que tu dolor será placentero─ mordió sus labios, al ver como ella ya estaba sin fuerzas, ¿placentero? Claro, al menos para él.

Él se subió encima de ella de un solo salto, sacándole todo el aire, tomo uno de sus brazos y comenzó a serrucharlo como si fuera madera. La sangre empezó a brotar de aquella delicada piel, y los gritos de ella se esparcían por todo el lugar. Pero ¿Por qué nadie la ayudaba? Si ella gritaba desesperada. Muy fácil, aquel lugar estaba alejado de la ciudad o cualquier pueblo, prácticamente en medio del bosque.

Le llevo casi tres horas ver como moría aquella chica con lentitud y descuartizarla. Cuando terminó cerca de las tres de la madrugada, la saco de aquel lugar en una bolsa negra, con precaución y sin que nadie lo viera, dejo la bolsa en una casa abandonada y así en aquella noche de Diciembre el desapareció. No sin antes dejar una nota que decía....

"El demonio regresó a casa"

Continuará. . . . 



Teñido de color carmesí (MinRon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora