✩⡱ T H R E E

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Un nuevo día comienza, otra mañana que podría haber sido normal, pero que resulta ser todo lo contrario para los Midoriya. Las actividades diarias esta vez son silenciosas y monótonas, demasiado teniendo en cuenta de que se trata de un niño de cuatro años.
Las paredes del pequeño departamento que siempre lograban un ambiente cálido y reconfortante ahora parecían haber sido reemplazados por la melancolía que parece palpable en los pasillos. Incluso los kwamis se ven afectados por esa aura de tristeza.

Y es que así eran las cosas desde el día anterior, todo cambió por la noticia recibida, a la cual no se le puede restar importancia ya que derrumbó las esperanzas y sueños de Izuku, haciéndolas trizas frente a sus grandes ojos. Fue diagnosticado como quirkless y tal como le afirmó el doctor durante la consulta, nunca desarrollaría poder alguno.

Esa noticia también devastó a Inko. Su gran miedo se confirmó, su hijo forma parte de esa parte de la población que no puede considerarse como sobrehumana, no sería considerado especial jamás. Oh, pero ella y los kwamis difieren de eso. Izuku es especial, para ella al menos, es su hijo, ¡Su mundo entero! Aunque sabe que los sentimientos de una joven madre no son suficientes para cambiar el pensar del mundo sobre la condición de su pequeño, ellos lo rechazarían y marginarían.

Se siente como un fracaso de madre, ¿Cómo pudo ocurrir? ¿Por qué no pudo darle un quirk a su único hijo? ¿Qué se supone que haga de ahora en adelante? No lo tiene claro, sabe que debe protegerlo, pero es como si el interruptor maternal dentro de ella se hubiese apagado. Ahora sólo sabe llorar y pedirle perdón por lo que hizo. Desea tanto poder quitarse su quirk y transferírselo a su hijo, o al menos, poseer uno que borre todo el dolor que siente su bebé.

Pero sabe que no hay forma de hacer eso, por más que lo desee, no podrá cambiar nada. La vida es así, injusta y dura.

En silencio y conteniendo las lágrimas que le provocan sus pensamientos, termina de vestir a su hijo, y cuando alza la mirada para comprobar si ya se le ha secado el cabello debido al baño, nota la expresión apagada que posee el pequeño.

-Izuku- llama. Él no la mira, está perdido en la nada. -¿Quieres... Faltar al jardín de niños?-
-Iré- tarda unos segundos en responder, y cuando lo hace, utiliza una voz tan baja y desanimada que si Inko no hubiese estado cerca, no habría escuchado. Se le oprime el pecho y le duele el corazón con sólo verlo.

Con un suspiro que deshace un poco el nudo en su garganta asiente, aunque no es suficiente y debe apretar con fuerza sus manos para evitar llorar otra vez. Respeta la decisión de su hijo, aunque preferiría que se quede en casa por unos días.
Finalmente, después de no separarse de él durante toda la noche, lo deja unos momentos a solas para que hable con sus amigos imaginarios, de seguro eso le hará bien.

Izuku se decepciona aún más cuando sus amigos le dicen que no le acompañarán al jardín, así que simplemente se despide y va tras su madre a la entrada de su hogar. Ella queda algo confusa cuando su hijo le comenta aquello, normalmente cuando los niños tienen amigos imaginarios los llevan a todas partes, quizás deba hablar con Mitsuki para preguntarle si Katsuki tiene las mismas manías.

-Mami- llama el pequeño en un susurro cuando termina de colocarse las zapatillas.
-¿Te despediste de tus amigos?- pregunta ella, con un intento de sonrisa cariñosa, aunque más bien se ve como una mueca de ligero dolor. -Si es así, entonces nos vamos-
-Si...- contesta otra vez en un tono muy bajo y estira su pequeño brazo para tomar la mano de su madre, quien le da un pequeño apretón a modo de apoyo, conteniéndose para no lanzarse al suelo de rodillas para abrazarlo llorando como ocurrió la noche anterior.

Las calles, al igual que siempre a esa hora, están llenas de personas que van a cumplir sus tareas diarias, por lo que Inko afirma con fuerza la mano de su pequeño. Tiene pánico de perderlo otra vez. Desde que Izuku no llegó a la hora acordada, ha estado más paranoica que de costumbre. La angustia que sintió ese día no se la desea ni a su peor enemigo. Pensó tantas cosas que pudieron sucederle a su bebé, una peor que la otra, tanto así que se volvió un manojo de nervios que tuvo que llamar a los Bakugo para poder calmarse.

A Guardian's Rise 「MLB!Tododeku AU」 || HIATUS ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora