Único

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Recuerdo ese verano como si fuera ayer, y es fue en lo único que pensé todas las noches durante dos años.
En especial a ella, su lindo pelo castaño que volvía hecho un lio después de nuestras caminatas por el bosque. Después de andar horas y horas en bicicletas haciendo algunas travesuras. Incluso el brillo de sus ojos sigue intacto en mi memoria, como sonreía... ¡Su risa! Sin duda podía escucharla todo el día sin aburrirme. Y si había algo que no soportaba, era verla llorar. Preferiria llorar yo el doble a que ella derramara ua sola lágrima. Pero lo cierto es que terminaría deshidratada ¡Ella lloraba por todo! Sea feliz o triste...

¡¿Quién es ella?!
Obviamente Kim Minji. ¿Quién más sino?

Todavía recuerdo como, siempre temprano en la mañana, llegaba a mi casa. Mamá la dejaba pasar hasta mi cuarto ¡Y se me tiraba encima! Era la peor forma de despertarme pero a ella no le importaba, con solo verla cambiaba mi humor para bien y ella lo sabía.
Por esa misma razón era difícil que me enojara con ella por mucho tiempo, no podía mantener lejos a la fuente de mi felicidad.

Nos gustaba salir al atardece, mirábamos como el cielo se pintaba de distintos colores mientras caía el sol por el horizonte. El viento era cálido y pocas personas caminaban en el inmenso bosque que había cerca de la ciudad. Entonces ambas estabamos a solas, riendo y jugando en un lindo bosque hasta que oscureciera. Todo parecía usual, excepto por un detalle. Ese día, era el último que pasaríamos juntas.

Minji tomó mi mano mientras caminábamos. No sabía qué hacer exactamente más que seguir caminando. Mi corazón había comenzado a correr una maratón ¡se agitó un montón! Y yo solo podía sentirme hermosamente nerviosa. Giré la cabeza en su dirección, encontrandome con su contagiosa sonrisa. Ella bajó la mirada y luego la llevó a la dirección opuesta a la mía... Estaba entrelazando nuestros dedos.

"¡Kim Minji no lo resisto! Eres muy linda." solo podía pensar eso mientras aún la miraba. Con las mejillas rosadas, incluso sus orejas se pintaban del mismo color.

Seguimos caminando en el silencio del bosque, seguro que ninguna quería arruinar el momento con tontas palabras. Siendo tan torpes como lo eramos... Seguro que terminarímos diciendo disparates.
No fue hasta que estuvimos sentadas -aún tomadas de la mano- en el capó del oxidado auto, que volvimos a hablar. Mirando a la ciudad llena de luces y siendo iluminadas por la luna, como si fuera un foco blanco en el cielo.
Todo era tan tranquilo ¡Hasta los grillos! Apenas si los escuchábamos.

Ella me miró, volteando todo su cuerpo hacía el mío, y me sonrió. Más volvió a bajar la cabeza por unos cuantos segundos.

— Se que tendría que haber sido más valiente. Tendría que habertemo dicho antes y no cuando te estás por ir... Pero en el fondo soy una corbarde.— Minji subió la mirada, tenía los ojos vidriosos. Lo cual me preocupaba el doble junto con sus palabras ¿qué estaba pasando?— Tú... Maldición... ¡ME GUSTA YOOHYEON!

Me gritó con tanta fuerza que podría haberme dejado sorda. Y luego... ¡Luego me beso!
Con la mano que tenía libre sostuvo mi rostro mientras movía sus labios contra los míos. Sin duda las mariposas en el estómago estaban un festín con lo dulce que fue ere beso.
Tembloroso pero correspondido, inexperto pero con una explosión de sentimientos gigante. Se sintió tan bien probar, al fin, sus suaves labios.

Cuando nos separamos del beso me aleje de ella, solté su mano y me paré en el capó. Rodie mi boca con ambas manos luego de voltearme en dirección a la ciudad. Entonces lo dejé salir.

— ¡TE AMO KIM MINJI!

— ¡Yoohyeon! — Tiró de mi remera al pararse frente a mí — ¡Me asustaste! ¡Creí que te ibas a ir!

Volví ||JiYooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora