《~CAPÍTULO 001~》

5 0 0
                                    

Bajaba por las escaleras, mientras gotas frías caían por mis mejillas empapando mi cara.
Sujetaba con fuerza mi pelo, mientras ella gritaba y estiraba.

-¿Porque no has limpiado la cocina, zorra? -seguía arrastrándome.

No respondía, no podía. Sólo sollozaba intentando soltarme de su agarre.

-Responde perra ¿porque no lo has echo?. Siempre te lo he dicho. Cuando salga nada tiene que estar desordenado ¡nada!-me tira al suelo de rodillas con un agarre firme.

-No lo he echo yo para limpiarlo. Tu eres la única que has entrado a la cocina para prepárarte tu propio desayuno. Mamá, yo no he echo nada.-la miro con suplica.

-Así me respondes eh, puta. No me vuelvas a llamar mamá, tienes que dirigirte a mi como señorita Vanesa, ¿entendido?-me da una cachetada en la mejilla derecha.

-S....Si señora Vanesa.

-¡Señorita Vanesa!-me da otra cachetada-ahora vete a limpiar la cocina niña, y espero que no se repita.

Y me lanza al suelo, me escupe y se va escaleras arriba con la cabeza bien alta.

Me usa como un trapo que se puede usar y tirar constantemente.

<<Y en efectivo eres uno de sus juegos más  apestosos>>.

Me levanto con mucho cuidado, sujetandome de la pared tropezando de por medio. Me recojo el pelo con mucho cuidado de no lastimarme más y me limpio el escupitajo de mi cara con la manga de mi camiseta.

Siempre llevo camisetas de manga larga. A ella no le gusta que me exiva.

<<Pero se refiere a que no le gusta que me vean los moratones que llevo de pies a cabeza>>

Sigo mi camino a la cocina destrozada, hambrienta, derrotada. Paro en seco al encontrarme la puerta del baño abierta y la luz encendida. Me dirijo hacia ella para apagarla y no tener problemas con ella otra vez.

Me estiró para alcanzar el interruptor sin entrar al baño. Mi cara se ve reflejada inmediatamente en el espejo.

Ojeras de no haber dormido hace días, mechones de pelo revueltos por el agarre y arañazos adornando mi pálida cara.

-Esa chica no soy yo -susurro y paso mis delicados dedos por mi cara.

Nunca me he mirado al espejo. No me gusta verme, se que no sirvo, que no valgo para nada. Una mierda olvidada por alguna persona ¿y para que mirarme?

Tengo desde hace años la autoestima bajada, nunca supe que es tenerla.

Apago la luz y cierro la puerta de un portazo no audible. Me llega a pillar cerrar la puerta fuerte, me encierra en una habitación como una prisionera. Voy corriendo a la cocina y rápidamente me dirijo al fregadero para limpiar los platos.

Estoy cansada de todo.

No tengo ningun día de descanso, trabajo todos lo días incluidos sábado y domingo siendo esclava para ella. No como, no duermo.
Sólo trabajo, estudio y vuelvo al trabajo.

Es una cadena que nunca acabará.

Siempre me encargo de limpiar la casa de arriba a bajo y aunque no esté sucia lo hago igualmente. Pero no es mi decisión limpiarla, ella es la que manda quiera o no.

Preparo la comida todos los días, menos por las mañanas que ella se queda dormida como reina y yo me largo al Instituto rápidamente para no toparme con ella.

Soy la cocinera a tiempo completo.

Recibo órdenes todos los días. Como si no me quisiera.

Y el verdadero chiste ¡es que lo es!

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 02, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Necesito de ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora