Antes de empezar, quiero aclarar un par de cosas, la primera es que los "protagonistas" tendrán nombres diferentes, es decir, Taehyung kim representa el personaje principal, pero no se llamará así, por lo que decidí cambiar sus nombres de acuerdo a el lugar donde se remonta la historia (Italia.) y la segunda, es que lean la advertencia, porque.. No quiero inconvenientes.
Roma, Italia a 2003.
Tras haber estudiado 15 largos años una carrera de crujía plástica, Ember D'amico se convirtió en el favorito de las mujeres a la hora de hacerse nuevos arreglos en sus cuerpos, un hombre de figura esbelta pero bien trabajada, la piel lechosa y aterciopelada al tacto, con una melena pelinegra que volvía locas a sus pasientes, y acompañada de una reluciente sonrisa rectangular, de labios ligeramente rojos, y los ojos razgados al estilo auténtico asiático; sin dudas, el hombre perfecto.
De carácter firme, su rostro simétrico y serio, le acompañaba todos los días a su trabajo, ése hombre con apariencia ruda, pero amable y bondadoso con cualquiera que se le acercase a hablarle; siempre los recibía con esa cálida sonrisa, que a muchos les tranquilizaba, luego de ver semejante hombre galano, caminando tan pasivo por las calles de la ciudad.
–¡buen día, Señor Cecilio!– Saludó amablemente, mientras se acercaba al viejo que bebía café, justo a un lado de su pequeño puesto de periódicos. –¿Aún tiene el de ayer? Olvidé pasarme por el mío.– completó mientras buscaba en la vitrina, la fecha del día de ayer.
–Buenos días, D'amico; lamento la noticia, pero ayer todos estaban buscando el periódico, se fue cómo pan caliente, ¿acaso no supo? Las doncellas se alborotaron porque usted apareció en el periódico.
El hombre con el ceño fruncido, prestó atención a las palabras de su mayor.
–¿aparecer en las noticias? ¿Yo?–
Se señaló así mismo, mientras hacía un gesto de sorpresa, y se tiraba ligeramente para atrás.– perdóneme, pero eso es de locos.Se negó varias veces, dudaba de la veracidad del las palabras del viejo.
–puede usted no creerme, pero le digo lo que veo.– soltó una de esas risas cansadas por los años, seguida de una tos fuerte y ronca.– pero el de hoy está en el mostrador, puede tomarlo.
A lo dicho el anciano, tomó el diario, y de su billetera sacó un par de Euros, para pagarlo.
–se me hace tarde, ¡muchas gracias, tenga lindo día!– concluyó la conversación, y retomó su camino al trabajo, esperando con ancias llegar para leer las noticias del día.
No había pasado tanto tiempo, D'amico siempre había sido un hombre cumplido y muy puntual, pues cómo decía, el trabajo era su prioridad. Se metió en su consultorio, cómo los demás días, no estaría tan ocupado, pues su calendario aún debía llenarse por ser inicio de mes.
Con toda la actitud, y cómo todos los días, ojeó las páginas del diario, mientras bebía de su taza de café, pasientemente, esperando a que la enfermera avisara sobre una nueva visita.
Tan consentrado se encontraba, que un susto se llevó al escuchar cómo la enfermera entraba a su consultorio sin previo aviso.
–¡Dios, Malena, que susto me has dado!– grito, y siguió con una suave risa de vergüenza. –¿que pasa, por qué el alboroto?
Miró a la chica, mientras guardaba el periódico, y ponía su café a un lado.
–Bueno, nunca había visto algo así, entonces me he asustado.– Le siguió la risa vergonzosa al hombre, mientras se arrimaba contra la puerta. –Hay un paciente aquí afuera, pero.. Dice que no sabe que quiere exactamente.
Habló la chica, husmeando en la pequeña apertura entre la puerta y el marco.
–Dígale a la señorita que pase, por favor.–
–Eso es lo extraño... No es una chica, es un chico.– habló asustada, nunca había visto algo así, ¿un hombre? ¿Que no se supone que los senos de silicona son para mujeres?
–Bueno, entonces dile que pase, por favor.
El hombre seguía sereno, no le sorprendió por más extraño que parezca.
–Malena, no entiendo el susto, bien dicen que para gustos colores; anda, avisale al joven que pase al consultorio, por favor.
La mujer se retiró de la habitación con una cara de espanto, por lo contrario, el médico tomó su agenda, esperando a que el joven del que hablaban, pase a tomar asiento.
–Buenos días, Doctor.– habló el joven chico, quien cerraba la puerta tras su espalda.
–Buen día, tome asiento.– devolvió con una de sus más cálidas sonrisas, para tratar que el joven entrase en confianza, y se sienta más cómodo, después del trato de la enfermera.– y diga, ¿qué le trae por aquí?
–Bueno, yo también quiero hacerme un par de arreglos.– comentó tímido, al saber que muy probablemente ésto sería extraño.– Por cierto, que grosero de mi parte, mi nombre es Antoine.
El pequeño estrechó su mano delicadamente, mientras miraba a todos lado, evitando los ojos del hombre al frente suyo.
–Un placer, Antoine, ya debe conocerme por lo que supongo, y si no es así, Mi nombre es Ember D'amico... Pero dígame, ¿que tipo de... Arreglos piensa en hacerse?
Cuestionó intrigado, mientras anotaba los datos que la enfermera le había envíado.
–Bueno, cómo ya le habrá dicho la chica de ahí afuera... No lo se aún, verá... Vine aquí porque necesito la ayuda de un profesional, en mi trabajo, mi jefe me ha exijido que cambie algunas cosas, porque ya no puedo venderme de buena forma... Es muy extraño que un hombre quiera comprarme, por lo menos una hora.
El chico soltaba su caso con algo de vergüenza, pues no estaba seguro de lo que buscaba cambiar en su cuerpo, y de paso la inseguridad de un probable rechazo por parte del médico, le frustraba.
–Ya veo... Usted trabaja vendiendo su cuerpo, y necesita resaltar para conseguir compradores... – anotaba hasta el más pequeño detalle, con tal de encontrarle alguna solución al problema del chico.– ¿o me equivoco?
–para nada.. Es exactamente lo que sucede.–
–Bueno, entonces... Dígame.. ¿Que le gustarían quitar o aumentar?
–Bueno..he visto, que las demás chicas, tienen... Muchos.. Atributos... Y... Yo soy hombre. – hablaba, mientras intentaba representar las palabras que no quería decir.
–¿quiere... Aumentarse el busto?– se sacó los lentes con cuidado, y le miro atento, buscando una respuesta exacta.
–No.. Yo.. No se que es lo que quiero..– los nervios del pequeño se habían vuelto cada vez más grandes, ahora estaba arrepintiendose internamente por las decisiones tan al azar que escogía.
–mire, le daré tiempo de pensarlo, y en cuanto usted esté más que listo... Este es mi número, llámeme, y personalmente arreglamos el asunto.– entregó una pequeña targeta de presentación en las manos temblorosas del chico, quien soltó un suspiro de alivio, y asintió con la cabeza más de una vez.
–Estaré en contacto con usted, muchas gracias doctor.
Sin más, el joven se levantó con ganas de salir corriendo del lugar, el mayor simplemente río en sus adentros, y se despidió, acompañándole a la puerta.
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Branche Torsadée.
Fanfiction"Y perdón si es tu perdición, para mi es una maravillosa experiencia, perdón si te lastimo, es un placer destrozar tu alma en miles de pequeños pedazos." ¡Advertencia! Esta historia está basada en el TID (El trastorno de identidad disociativo), por...