{Capitulo 3: Sonreir es de fuertes}

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Al abrir los ojos senti un ardor insoportable, mi cabeza daba vueltas y sentia todo mi cuerpo pesado como una roca. Lentamente me levante de la cama y pude observar como todo me daba vueltas, asi que me vi obligado a sujetarme de la pared y por poco caer de nuevo en la cama.

Parecia demasiado, pero llorar todo el dia sin comer absolutamente nada mas que un misero desayuno en la mañana no es lo mejor para mi cuerpo, clara señal de eso era mi debilidad un molesto ruido en mi abdomen indicando el vacio en mi estomago.

Suspire y cerre mis ojos tratando de calmarme, luego me acerque al baño y pude observar que tan mal se encontraba mi rostro.

Manchas moradas debajo de mis ojos, labios resecos y ligeramente partidos, rastros de lagrimas secas y cabello revuelto.

Que asco doy.

Me enjuage la cara lentamente y amarre mi cabello en una pequeña coleta sin peinarlo, no tenia ganas de lidiar con mis rebeldes cabellos, y sin esperar mucho mas baje por las escaleras sujetandome del barandal para no tropezar, pues sentia mis piernas por momentos traicionarme.

Al bajar me prepare lo mas sencillo del mundo, cereal con leche, no soy un experto en la cocina asi que no me arriesgare a hacer explotar la cocina....de nuevo.

-Mierda, porque te levantas tan temprano? Pudimos dormir mas Freddy- escuche la notablemente ronca voz de Fred retumbar en mi cabeza, provocandome un ligero pinchazo de dolor.

-Solo callate...- le pedi en un susurro pues mis cuerdas vocales se negaban a subir la voz sin dolor de por medio.

Al terminar de servirme un desayuno medianamente decente empece a comer lentamente, mientras mi cuerpo parecia moverse apenas, mi mente pensaba al mil por hora.

Miles de pensamientos (la mayoria negativos) cruzaban mi mente, era como si mi mente tomara una daga clavandola una y otra vez en mi pecho en un intento de acabar su sufrimiento pero solo provocando mas agonia.

-Mi amor! Ya llegue!- la voz de mi madre se escucho a lo largo del pasillo y sus pasos se aproximaban a mi direccion.

Al verme solo escuche que dio un jadeo sorprendido y angustiado y lentamente tomo mis mejillas haciendo que la viera a sus ojos color miel. Me senti tan pequeño y fragil ante su mirada preocupada por mi estado tan deplorable.

-Que sucedio bebe? Dime, porque estas asi?- me pregunto suavemente mientras daba ligeras caricias en mis mejillas.

Senti mi vista nublarse ante las lagrimas que amenazaban salir de mis ojos, y es que para ella parecia ser un libro abierto, sin embargo me arriesge a decirle una mentira que tapara esto.

No queria que ella se diera cuenta de que el me enamoro, que se diera cuenta de que a su hijo no le atraen las chicas a las que halagaba en la calle, no queria que se decepcionara de mi, soportaria cualquier cosa menos romper el fragil corazon de mi madre con mi egoismo.

-Estoy bien, solo...no logre dormir bien, tal vez fue porque anoche comi muy tarde- mentiras mentiras y mas mentiras- No te preocupes mama, ve a descansar, no es bueno preocuparse por tonterias despues de un turno doble en el hospital no es bueno- termine mis torpes excusas besando su frente.

-Vale vale, pero sabes que cualquier cosa puedes decirme cualquier cosa, soy tu mama, puedes confiar en mi- la escuche hablandome tan suave y sonriendome de una manera radiante a pesar de su cansancio,  y me senti un asco nuevamente, ya no solamente por mi aspecto, si no por mentirle a tan buena persona.

-Sois un asco.....¿te la imaginas diciendonos algo asi....¿algo asi a vos..?- la voz de Fred retumbo en mi cabeza.

Y solo atine a sonreir.

Sonreir amarga y dolorosamente, tratando....tratando tanto de ser fuerte ante los ojos de mi madre...de mis amigos...de mi mismo.

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⏰ Última actualización: Dec 10, 2019 ⏰

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Ositos. 《Golddy 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora