Miedos y sustos.

11 2 1
                                    

Narra: Matilde.

Hace tiempo conozco a uno de mis mejores amigos, hace 13 años que nos aguantamos los caprichos del otro. Siendo sincera es una amistad bastante linda, la cual no a llegado a tener ningún indicio de que nos gustamos o otra cosa, lo cuál me pone feliz... Ya que generalmente cuando llega ese punto tienes miedo, cuando terminen se dejarán de hablar probablemente y esas cosas, por lo que me gusta solo mantener amistades.
Debo admitir que el que Nico sea biólogo marino me asusta un poco, no me gusta la idea de que el mar sea engañoso... No me puedo ni imaginar lo que me pasaría si lo veo en problemas; por eso tuve la idea de instalar un puesto de flores cerca de la costa, así siempre puedo ver cuando llegue y recibirlo con unas lindas flores. Algunas veces mis pensamientos se unen para hacerme pasar mucho miedo, por ejemplo: Cuando llega atrasado a la costa siento que pudo haber muerto o que pudo haber tenido algún problema o que hubo una tormenta y quedó atrapado... Pero al mínimo pensamiento de eso llega el con una gran sonrisa de oreja a oreja... Debo admitir de que es alguien admirable.

Simplemente un día estaba en mi puesto arreglando flores para vender... Hasta que escuché que un bote se acercó a aquella costa hermosa, era el, Nico, se veía bastante feliz; dejó el bote amarrado y se bajó de aquél transporte para luego dirigirse hacía mi para darme un gran abrazo y decirme.

— ¡Hola Johnny Joestar rule 63! —

— ¡Pfff! ¡Nico! ¡Han pasado 13 años desde que me haz llamado así! —

— Perdón, es divertido llamarte así. —

Luego de intercambiar palabras decidimos soltarnos de aquél abrazo para hablar cómodamente, pasamos un rato hablando para que luego le diera una flor, una orquídea. Siempre le he dado una flor diferente cada día.
El sonriente como siempre la acepto para luego decirme de una forma entusiasmada.

— ¡Hey! ¿Qué te parece ir a dar una vuelta en bote? —

— Ahm... No soy muy fan de ir en bote... Pero... ¡Acepto, creo que no me hará mal un poco de aire marino! —

— ¡Así se dice! ¡Vamos! —

Decidí acompañarlo, estaba siendo amable ¿Cómo rechazarlo? Nos embarcamos en aquél bote. Partimos marcha hacia un lugar más apartado de la costa, en mis ojos se podía apreciar el miedo, al sentir como las olas chocaban con el bote me daba la sensación de que nos íbamos a volcar en cualquier momento, siento una mano en mi hombro... Era Nicolás, me estaba tratando de tranquilizar.

— ¿Tienes mucho miedo? Si quieres podemos volver a la costa. —

¿Qué? ¿Qué se suponía que le iba a decir? Sería muy malo de mi parte haber quererme ido de ahí... Así que dije totalmente firmo... Y algo tartamuda.

— ¡Jmjm! ¡N-No te preocupes! Puedo con esto. —

— ¿Estás segura de que estás bien? —

— ¡Totalmente! —

— Okey, tu mandas.~ —

Nos quedamos observando las olas... Cuando veía a los ojos de mi contrario, podía ver la pasión en el, aquél sentimiento de ser uno con el mar, desde que nos conocimos tiene aquél amor al mar.

Amor del mar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora