Capitulo 23

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El juego más importante en la carrera de un lanzador novato que todavía no ha debutado. Es su seguimiento. La segunda ronda. Donde tiene que demostrar que es consistente. Confiable.
Hoy es mi juego de seguimiento. El día que le demuestro a __(ta) que ella no se va a deshacer de mí y que yo soy un infierno de jugador. Comencé con algo simple. Elegante. Algo menos en-tu-cara que The Three Man Band. Después de todo, no siempre necesitas una bomba atómica para ganar la guerra.

Conseguí que la oficina de __(ta) esté llena de globos.
Miles de ellos.
Cada uno impreso con un LO SIENTO.
¿Demasiado? No creo eso tampoco.
Luego hice que entregaran un pequeño regalo a su oficina. De Tiffany. Una pequeña caja azul con una nota:
Ya tienes el mío.
Justin

Dentro de la caja, en una cadena de platino, está un impecable corazón de diamantes de dos quilates.
¿Sensiblero? Claro que sí. Pero las mujeres aman esa mierda cursi. Al menos según las películas que me quedé viendo hasta las tres de la madrugada.

Espero que esto derribe a __(ta) de sus pies. Justo sobre su espalda, y estoy seguro de que no tengo que decirte cuánto me gusta en esa posición.
Es broma.
Algo así.
Además, tengo la sensación que __(ta) no está acostumbrada a recibir regalos, al menos no de ese calibre. Y debería estarlo. Merece ser consentida. Tener cosas hermosas. Cosas bellas. Su ex novio idiota no podía permitírselo y probablemente no habrá pensado en dárselos.

Cosas que yo puedo. Y hare.
Quería estar ahí cuando ella lo abriera. Para ver la mirada en su cara. Pero tengo una reunión.

—Justin Bieber. Sigues tan guapo como el mismísimo diablo. ¿Cómo has estado, mi chico?

¿Ves a esa mujer abrazándome en mi oficina? Sí, la de pelo castaño, ojos azules, que sigue siendo un nocaut, incluso en sus cincuenta. Ella solía ser mi maestra de sexto. En aquel entonces, su piel era tan suave y cremosa como su acento irlandés. Y tenía un cuerpo que rogaba por el pecado. Montones y montones de pecado.

Fue mi primer amor. La primera mujer con la que alguna vez me masturbé.

Mi primera fantasía como-la-señora-Robinson, en una mujer mayor.
Hermana Mary Beatrice Dugan.

Sí, me has oído bien — es una monja. Pero no cualquier monja, niños. La hermana Beatrice era una NILF (A nun I'd like to fuck – tradúcelo). No necesito deletrear eso por ti, ¿verdad?

En esos días, era la monja más joven que alguno de nosotros había visto, a diferencia de las brujas amargas, de toga negra que parecían lo suficientemente viejas como para haber estado alrededor cuando Jesús vivía. El hecho de que era una de mujer hábito —prohibida— y en una posición de poder sobre nosotros los traviesos católicos sólo lo hizo mucho más erótico.

Ella podría haberme pegado con una regla en cualquier momento.
Y no era el único que lo pensaba. Pregúntale a Matthew.
Cuando teníamos trece, Estelle notó que Matthew estaba haciendo gestos de dolor cuando caminaba. Ella lo arrastro con quejas y gemidos al médico, donde rápidamente fue diagnosticado con CPS.

Síndrome de pene demasiado gastado.

El doctor le dijo a Estelle que la condición había sido causada por permanecer mucho tiempo en el bañador húmedo. Y ella le creyó. Aunque era noviembre. El pene de Matthew estaba en carne viva, pero no era por culpa de un puto traje de baño.
Fue por la hermana Beatrice.

—Esta tan impresionante como siempre, hermana B. ¿Se ha decidido a dejar la orden ya?

No voy a la iglesia. Ahora ya no. Soy un montón de cosas, pero un hipócrita no es una de ellas. Si no vas a jugar según las reglas, no apareces en las reuniones del equipo. Sin embargo, durante los años, he seguido en contacto con la hermana Beatrice. Es la principal en St. Mary ahora, y mi familia siempre ha donado generosamente.

Tαηgled -HOT- Justin BieberWhere stories live. Discover now