La Búsqueda

164 2 1
                                    

Amanece de nuevo en la ciudad, el sol se levanta sobre los grandes edificios grises bañándolos de color, las calles, poco a poco van recobrando el movimiento de gente que va y que viene, algunos con rumbo al trabajo, otros de regreso a casa, la ciudad recobra la vida que durante la noche estuvo en pausa aparente, las calles son invadidas por un febril movimiento de gente que camina sin ver a su alrededor, preocupados por sí mismos, por sus propios problemas, con el periódico en la mano o con un vaso de café para calentarse del frío de la mañana, van de prisa, sin detenerse a observar a los demás, quizá porque son demasiados.

En un callejón solitario, unos periódicos tirados en el piso sirven de colchón para Billy, otros más le ayudan a cubrirse, sirviéndole de manta, aunque no le abrigan gran cosa del frío nocturno, es acompañado por un perro que duerme con él y con el que se da algo de calor, lo encontró un día por ahí y ambos se identificaron de inmediato, ya no volvieron a separarse, así pasa las noches, durmiendo en el suelo y esperando el nuevo día para, otra vez, buscar y encontrar aquello que no sabe que es, pero que siente que cambiara su destino, aunque no entiende como, por ahora, solo buscara como sobrevivir, tratando de conseguir algún dinero por sus trabajos.

Billy tiene 10 años de edad, huérfano desde los tres, sin más familia, cuando menos que él conozca, pasó algún tiempo en un orfanato público, hasta que a los nueve se escapó huyendo de los malos tratos que recibía en este, desde entonces anda vagando por las calles, trabajando en lo que puede para ir pasando el día. Hoy, de nuevo despierta a otro día incierto, abre los ojos y se sienta sobre su improvisada cama de periódico, aun algo amodorrado, mira a su alrededor, es un día más en su corta vida, aunque tal vez hoy, piensa, sea un día diferente.

Billy, se despereza, siente frío, se frota los brazos tratando de calentarse un poco, viste un pantalón corto a los tobillos, bastante raído, del cual ya no se sabe cuál era su color original, una camisa de franela, rota de los codos y descolorida totalmente, pero que le ayuda a mantenerse algo caliente, siente hambre, piensa en que será lo que podrán comer hoy, se limpia los ojos con las manos, trata de acomodarse el pelo, rebelde por el tiempo que tiene sin lavarse y que, a fin de cuentas, le queda igual que antes, acaricia a "Güero", como llama a su perro, amigo y compañero de aventuras, le dice sonriente, -"¡hola Güero!, ¿cómo dormiste?, con mucho frío, ¿verdad?"-, el animal solo lo mira agitando la cola efusivamente, el rostro de Billy, aunque sonriente, refleja una tristeza que su inocencia no entiende, se levanta, recoge un pequeño morral en el que lleva todas sus pertenencias y se encamina a la calle, su perro, flaco y huesudo, lo sigue de cerca, al llegar al final del callejón se asoma a la calle, mira con gusto que ya está instalado en su puesto de comidas, su amigo Ben, un hombre de unos 55 años de edad, de pelo cano y medio regordete, siempre con una sonrisa en su rostro, Ben tiene un puesto de comidas sobre la acera, sirviendo almuerzos a quienes trabajan en la zona, además de bebidas calientes para los que salen de los negocios nocturnos y quieren despejar un poco la mente antes de ir a casa.

Billy, sonriente, se acerca al puesto de comidas de Ben y saluda con amabilidad, -"¡hola Ben!, ¡buenos días!"-, Ben lo mira y le sonríe, lo saluda también, -"¡hola Billy!, ¿cómo estás?"-, Billy responde, mirando la comida que hay en el puesto, -"¡estoy bien!, ¿y Tú?"-, a lo que Ben contesta, mientras atiende a algunos clientes, -"¡Oh!, ¡yo estoy muy bien!, pero dime, ¿tienes hambre?"-, le dice esto extendiéndole un pedazo de pan relleno con uno de los guisos que ha preparado para la venta, Billy, sin responder, lo toma de inmediato y lo come con avidez, antes de terminar el bocado, le ofrece una parte a "Güero", que ha estado mirándolo como esperando su porción, -"¡toma un poco de chocolate!, te calentara los huesos"-, le dice Ben mientras le ofrece la bebida caliente a Billy y le coloca una vasija con agua al perro, -"gracias Ben"-, ambos beben con placer, Billy siente que el calor llega a su cuerpo de nuevo, después del frío que paso durante la helada noche otoñal.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 16, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Búsqueda IncansableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora