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»Cᴀʀɪɴ̃ᴏ, ¿Aᴄᴀsᴏ ɴᴏ ᴇʀᴀ ʟᴏ ϙᴜᴇ ϙᴜᴇʀɪ́ᴀs?«
Que bello era cuando no sabias nada, debiste valorar, ¿Lo hiciste?, No.
Eres, o bueno eras un ángel el más bello que existió nunca, siempre al lado del arcángel Gabriel, siendo su compañera, no te importaba recordar tu pasado, poco importaba ese anillo en el dedo, poco te importaba aquella diadema en tu frente casi una idea de cómo perdiste la vida.
Al fin de cuentas eras Armony, arcangel de la victoria y la paz. Era lo que siempre traías.
En una fecha, el padre te llamo, a tí la sucesora del arcángel más leal.
Dios te miro con ternura como solo él puede hacerlo pero también con temor.
Nunca imaginaste que te enviaría a tu pasado aquel que te fue a arrebatado sin preguntarte y a tu fin.
- hija mía, la más armoniosa de sus hermanos - te decía mientras te arrodillas - Te envió a una misión, una muy dolorosa que solo tú podrás con ello.
-¿De que se trata padre?- preguntaste sin rodeos.
-Escucha con atención y se fuerte: irás al infierno. Me ha llegado una carta, la hija de... Tú hermano, me ha propuesto algo que puede cambiar el rumbo de las cosas, la redención de los pecadores, un sitio donde ellos se arrepientan y ganen perdón no solo de mí, si no de si mismos, quiero que observar aquel proyecto, y si funciona tú deberás guiar las almas al cielo. ¿ Crees que puedes con aquello? - te pregunto.
-Sí. Lo haré de todo corazón. - Respondiste, y ahí lo tienes ahí inició tu martirio.
-Escucha Hija. Halla bajo no es facil, es horrible, escuché que la princesa tiene un demonio, le dicen el demonio de la radio, he escuchado que tiene otras intenciones, recomendación trata de no acercarte a él y sobre todo que no se acerque a las puertas del paraíso. No deseo la guerra- te pide.
Lo sentiste al escuchar su nombre, al sentir tu corazón latir, de aquel sentimiento insano; Locura, aquel nombre que solo escucharlo solo provocará dolor, desesperación y deseo dentro de tí
Después de aquella petición, te dirigias a la salida de aquel lugar, el paraíso que era tu hogar, Gabriel, él te estaba estaba esperando, él llegó a llegó a despedirse de tí, sentiste alivio de verlo en medio de tanta presión.
-Hola mi niña- te saludo con una sonrisa y un agonizante dolor en su mirada.
-Hola - Le devolviste el saludo orgullosa y segura para calmarlo por lo sentías en los huesos; él estaba realmente preocupado por tí.
