Come back

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Había pasado tanto tiempo desde la última vez que Taehyung y Jungkook se vieron, desde la última vez que dijeron que se amaban.

Había pasado tanto desde la última vez que sus labios se unieron en un duradero beso que expresaba todo lo que sentían por el otro.

El azabache extrañaba la calides de los abrazos de Taehyung y el castaño extrañaba la felicidad que le brindaba Jungkook.

Ambos se necesitaban, pero fueron demasiado ingenuos para no entenderlo.

Taehyung se mudó a Inglaterra para estudiar arte y Jungkook se quedó en Corea, allí mismo en Seúl trabajando para pagar sus estudios y poder mantener a su madre y a sí mismo.

Había pasado un largo tiempo pero ese día fué la excepción, ese día se reencontraron.

Jungkook iba de camino a su casa y había decidido tomar la ruta que cruzaba por el parque hasta que a la lejanía notó un rostro familiar.

Era Taehyung y se veía feliz mientras jugaba con una niña pequeña. Ésta tenía una sonrisa perfectamente cuadrada como la de Taehyung y su cabello era igual al del castaño.

Unas lágrimas rodaron por las mejillas de Jungkook al notar de quien se trataba. Mordió su labio inferior y se armó de valor para acercarse al castaño y a la niña.

—Ta-Taehyung...— El nombrado volteó a mirar al azabache para poder ver de quien se trataba. Llevaba unas gafas de marco negro, una camiseta negra, una chaqueta café, unos pantalones de mezclilla y unas botas también cafés. Su cabello estaba algo desordenado pero seguía igual -incluso un poco más largo-. —¿Eres tú?— El castaño asintió y al percatarse de la persona que tenía en frente comemzó a llorar junto con Jungkook.

—¿Por qué lloras papi?— Le preguntó la niña con su voz angelical y un ligero puchero en sus labios.

Taehyung secó sus lágrimas con sus manos y le regaló una sonrisa a su pequeña hija —Es sólo que ese señor es un viejo amigo y no lo veía desde hace mucho tiempo— La pequeña niña asintió y observó al azabache quien también le sonreía y secaba sus lágrimas con las mangas de su suéter.

—¿Es tu hija?— El castaño asintió —Es igualita a tí— Jungkook forma una sonrisa para Taehyung. Le dolía ver al castaño.

—Es mi vida— Taehyung suspiró mientras observaba a su pequeña hija.

—¿Appa no se molestará?— Preguntó con inocencia la niña.

—No lo creo, Hoseok no se molesta con facilidad— Taehyung vagaba de recuerdo en recuerdo en su cabeza. Esos momentos, tanto malos como Buenos que había pasado con el azabache.

Jungkook se desanimó al entender la situación. Taehyung tení una hermosa hija con un chico, Hoseok, ¿y no con él?. Eso le enfureció.

Sin decir palabra alguna, Jungkook envolvió a Taehyung en un fuerte abrazo incapaz de dejarlo ir. Luego, lo besó. Sabía que era incorrecto, había besado a un hombre posiblemente casado que tenía una hija. Pero la culpa se desvaneció cuando se imaginó como esposo de Taehyung y padre de la pequeña.

—¿Qué haces?— El castaño estaba sumamente confundido.

—Solo quiero que vuelvas, formar una familia contigo aunque ya la tengas. Quiero que seas mi esposo y que esa pequeña sea mi hija. Sé que no tengo una sortija para darte y que posiblemente ese tal Hoseok es tu esposo y lo más probable es que también sea padre de tu hija pero...— Tomó un respiro —¿Quieres casarte conmigo?— No le quedaban muchas esperanzas pero de todas formas lo dijo porque lo necesitaba más que a nada en este mundo.

El castaño miró a su pequeña hija y en su mente se apareció la imagen de un Hoseok totalmente destrozado, pero la idea de volver a empezar y a formar una familia con Jungkook era tentadora.

Aún en el fondo, Taehyung amaba al azabache y lo quería de vuelta.

Allí fué cuando el castaño abrazó a su hija y el azabache los acorraló a ambos en un fuerte abrazo de cuclillas en la grama.

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