Ella

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Él profesó unas palabras. Ella fingió no escucharlo, fijó la mirada en un cuadro mediano que colgaba en la pared del comedor, en el se veía un paisaje abundante en arbustos, flores diversas y una muchacha de largo vestido blanco con los ojos clavados hacia un cielo anaranjado con tenues toques oscuros.

Los años pasaron y cada vez que su mente recordaba a quien se había ido, sus ojos volvían a la pintura incluso cuando su memoria comenzó a fallarle, y con el tiempo que continuó pasando tan cruel y mezquino quitó de si muchísimas vivencias incluyendo ese adiós pero el sentimiento aún la abrumaba en ciertas ocasiones y sin entender por qué  buscaba en la pared de su comedor aquel cuadro.

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