Sentada cómodamente entre los cojines que decoraban el alféizar, miraba por la ventana el paisaje de nubes grises que ofrecía la tormenta, los árboles eran sacudidos violentamente por el fuerte viento que susurraba alguna sentencia de muerte en las copas de hojas verdes.
Las gotas de lluvia golpeaban el vidrio sin pedir permiso, como queriendo pasar por el y mojar el rostro de tez blanquecina y cachetes sonrosados productos del calor que le ofrecían las prendas puestas.
La taza de té humeante en sus manos le daban la calidez necesaria como para imaginar que las manos de él estaban entre las suyas, era tentador y excitante, pero él no estaba ahí con ella.
Se llevo la taza cerca del rostro para aspirar el rico olor del líquido contenido en la taza, cerró sus ojos invocando el olor del perfume varonil en sus recuerdos, cerciorándose no haberlo olvidado a pesar del tiempo.
Cuando abrió los ojos y dirigió su vista a la ventana ya empaña, sonrió complacida al comprobar que no había nada de él que pudiera olvidar, aparto la taza de su rostro sin llegar a probar su contenido e hizo malabares para sostenerla con su mano izquierda, su mano derecha la dirigió al vidrio de la venta, al apoyar sus dedos en la superficie sintió un escalofrío al entrar en contacto con lo helado que estaba, volvió a cerrar los ojos y automáticamente su dedo indice dibujo la figura de una media luna simulando la sonrisa de él, se sintió satisfecha con su creación sabiendo que el amor que sintió por él aún vivía en ella.
Con la sonrisa en sus propios labios abrió los ojos y ahí sola sentada en el alféizar entre la paz de su habitación y la tormenta de afuera descubrió que él era inmortal en su memoria.
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Déjame Vivir
Non-FictionHazme un favor... olvida el día q nos conocimos, olvida el primer momento en que me hablaste, olvida mis celos y mi orgullo, olvida q una vez formé parte de tu vida, olvídame. Si te lo pido es porque sé que no te costará hacerlo. Olvídalo tú, porque...