Ilusión

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Se miraba las manos dudando, le sudaban. Miró la ventana y se decidió. Las manos le dejaron de temblar. Estaba preparada. Se levantó de la cama dispuesta a todo y se encaminó hacia la ventana. Echó una última mirada a la habitación y sonrió.
Se subió al alféizar y observó cuanto le rodeaba: llovía, el bosque y el paisaje estaban bañados en la niebla, había un viento frío y satisfactorio. Decidida, y con la mirada fija se dejó caer sobre el fresco y mojado césped, se levantó, y el viento la movió hacia los lados.
Con los ojos cerrados corrió por la neblina, corrió y corrió. Su vestido de seda se levantaba con el viento y ella se sentía cada vez más libre.
Por fin era ella, por fin era libre del mundo que la arrinconaba.

Pero el mundo la hizo darse cuenta de que no todo eran risas y momentos de alegría. Por eso lloró y lloró todo lo que había guardado durante años y se internó en el bosque. No se oía nada, absolutamente nada.
Días y días estuvo andando por aquel bosque pero no encontró nada, ni siquiera en un pueblo que encontró más adelante. Nada.
Las hojas de los árboles parecían indicarle el camino, pero ella estaba perdida. Caminó con desesperación y vio una luz. Se encaminó hacia ella y se hundió en ella.
Ruidos extraños le presionaban los oídos y sentía calor, mucho calor. La angustia le llenaba. La ansiedad recorría su cuerpo llenándolo de adrenalina.
"Todo esto es por tu bien" sonó una voz. Era una voz calmada, aguda y femenina. Aquella voz sonaba dulce, tan dulce que casi parecía amarga. Y en el fondo de aquella escena, una melodía lastimera era tocada por un violín.
Me debatí entre mis ataduras, las cuerdas apretaban mis extremidades, perforándolas, haciéndolas sangrar. Las cuerdas cortaban mi piel, manchándola de escarlata.
Y me debatí, y grité de dolor. Entonces las cuerdas se rompieron y miré a mi alrededor.
Estaba en una habitación de hospital, atada, veía borroso y oía voces:

-Puede que mejore...

-Sabe que es imposible, sus ilusiones e idas a otros mundos se producen con más frecuencia. Por eso la atamos, algunas veces no se puede controlar.

Alguien llora

-Tranquilícese señora, nosotros sólo la mantenemos atada y viva...

-¡¡Espere!! ¡A-a abierto los ojos!

-Imposible

La imagen se volvía más clara, y pude ver a una señora con los ojos abiertos a causa del miedo y a un señor enfurecido.
Todo se volvió de nuevo borroso y los sonidos se volvieron ensordecedores.

-¡¡MAMÁ!!, ¡Mamá!, ¡No te vayas por favor! - grité y pataleé-.

Se desvaneció.

Una habitación y una ventana que ya reconocía se me volvieron a aparecer y volvía a estar sentada en el mismo sitio.

La historia se volvía a repetir.

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⏰ Última actualización: Dec 12, 2019 ⏰

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