27 de septiembre, 2017

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El sismo era muy reciente y por consiguiente los programas de ayuda aún estaban activos.
Nuestro grupo se reunía constantemente para hacer lluvia de ideas y ubicar zonas en las que podríamos intervenir y trabajar con los afectados, principalmente niños.

El contacto con Karina ya era mucho más constante, nos veíamos más de dos veces a la semana que era lo que estaba estipulado en el horario.

En cuanto a mi, todo fluía como cualquier día más... o al menos eso creía hasta ahora.

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Miércoles 27 de septiembre. Acababa de llegar al salón en donde me reunía con el resto del grupo, saludé y tomé asiento en uno de los pupitres que estaban acomodados en forma de círculo; pero algo faltaba o más bien alguien...
Unos minutos después te vi entrar al salón.

Desde que cruzaste la puerta tuve una sensación extraña, diferente a la que normalmente sentía cuando llegabas... un hueco en el estómago, mi corazón comenzó a acelerarse y un calor comenzó a recorrer mi cuerpo.

Muchas veces te había visto entrar pero ¿qué tenías hoy que hacías que esta vez fuera distinta?

Durante la reunión no podía concentrarme en otra cosa, mi cabeza estaba dando vueltas y vueltas en torno a la misma pregunta "¿qué me está pasando?".

- A ver, empiezo contigo porque estás enfrente de mi, dime tus ideas. -dijiste mientras me mirabas.

Mi corazón comenzó a acelerarse otra vez provocando aún más incertidumbre dentro de mí.

- No se me ocurre nada, mejor que empiece alguien más y mientras pienso en algo. - contesté.

Después de eso no recuerdo nada de lo que pasó en esa reunión, como dije, yo sólo me cuestionaba qué era eso que estaba sintiendo...
Hasta que llegué a una conclusión bastante coherente: creo que me gusta.

El descubrir que estaba sintiendo algo por ti me conflictuó muchísimo, necesitaba contárselo a alguien pero obviamente no podía hacerlo con mis amigas de la facultad y menos porque estabas ahí.

Saqué mi celular rápidamente, entré a Messenger y busqué la conversación con "Diana Karen", mi mejor amiga.

(1:23 pm)
Yo: Haré una pausa para decirte que me está pasando algo raro.
Diana: Avr.
Yo: Como que me está llamando la atención una niña.

<Listo, lo dije. Pero el sentimiento de extrañeza seguía dentro de mi y cada vez era más intenso>.

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Mis clases terminaron y regresé a casa, la duda seguía en mi y no podía concentrarme en algo más... ¿por qué? ¿por qué ella? ¿es en serio lo que estoy sintiendo?

Dudas como esas estaban abrumándome, sentía la necesidad de contarle a alguien más para sentir que era real.

Busqué en mi lista de contactos "Juan" y dije lo mismo "como que me está llamando la atención una niña".
El tiempo de espera por una respuesta me parecía ETERNO pero al mismo tiempo me sentía bien, nerviosa pero bien.

La respuesta fue mejor de lo que pensaba, tenía el miedo de ser juzgada o que se alejaran de mi, pero no, en su lugar llegó un "siempre he querido tener una amiga lesbiana".

Ufff... qué alivio, pero espera ¿quería ser yo esa amiga lesbiana?

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